lunes, 29 de julio de 2013

Pueblo

En las ciudades la gente no muere: desaparece. Esta certeza enunciada por Delibes es un buen resumen del degradante sistema urbano que hemos establecido desde la industrialización y la “modernización” de España, yendo del todo a la nada, y arrojándonos al vacío.

La gente desaparece: un día por algo percibes que hay alguien que veías y has dejado de ver, y es que ha muerto; la muerte así deja de ser parte de la sociedad y de las personas: deja de ser parte de la vida, y se degrada. La muerte es parte de la vida, y no se percibe así. Salíamos del colegio y a menudo cruzábamos con un entierro, que enseguida averiguábamos de quien, y aprendíamos el luto y a comportarnos ¡ahora aplauden en los entierros, madre mía! Despersonaliza la vida social, y degrada a la persona: la ciudad es desde su concepción alienante, vacía, banal, vacua e hipócrita: no hay nada más que la inmediatez, de absolutamente todo, para dar por resultado absolutamente nada. La ciudad se abre a todo lo que sea apariencia, banalidad, y por eso ha medrado con tanta fruición la corrección política, que se ha impuesto a la sociedad; el resto va yendo: ahora quieren quitar ayuntamientos: no los que realmente sobran: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla…no: los pueblos han de configurarse como repositorios de personas en los extrarradios que soportan lo que les echen porque lo importante es salir del extrarradio, en vez de tener una organización centrípeta y geminal nos abocamos a una inmensa ciudad infinita de la nada hacia la nada donde las personas no importan, sólo el bienestar del estado: los pueblos son España, no las ciudades; en los pueblos cuentas las oliveras y comprendes la riqueza de alguien ¿alguien sabe cuantas toneladas de uva ha recogido este año el Gay Ardón? ¿cuantas vacas tiene Pepiño el de los palotes? ¿cuantas olivas ha cogido Bárcenas este año? sin embargo de la nada y del abuso salen las grandes fortunas de este país: ahora ya sin necesidad posible.

La inmensa estafa de la modernización se fundamenta en la confusión, en el continuo desdoro y menosprecio de lo excelso para hundir subsumiendo la sociedad en la mediocridad; se fundamente en perder toda raíz para, perdida la identidad , manipular a la gente, para llevarla a no ser.

Claro, que en las grietas anda Dios que acecha, claro, que de esto mismo ya otros se dieron cuenta antes, claro, que ya lo contó mejor que yo García Lorca hablando de nueva York donde

el cieno de números y leyes

de juegos sin arte,

y sudores sin fruto.

No hay comentarios: