jueves, 1 de octubre de 2015

Sub nocte

El clima cambiático ya se consolida como la superstición cursi que para todo vale porque nada es: como los chakras, el aura, los ovnis, la república y el desarrollo sostenible: se ha generado un sistema de argumentación cursi y pedante, injustificable de todo punto, y más propio de conversación de porreros que de estudio o seriedad; son todo argumentos de vendedores en pirámide de compañías de seguros, o vendedores de enciclopedias puerta a puerta, y el fragor de la propaganda los convierte en dogmas inmutables en las mismas febles mentes que niegan al catolicismo con un fervor inexplicable, inculcado en la escuelas de concentración y estabulación, que tan sólo adoctrinan en la obediencia al amo, siendo este en todo momento el que les dicta la plutocracia.

Se reúnen en el templo de la burocracia, la ONU, que fue concebida como un Vaticano por lo civil para ser el generador de mantras y murgas que justifiquen la modernidad y de tal modo destruir la vigilancia vertebral de la cultura que constituía la religión (que es cosa de la gente y no del clero) y de tal modo generar el hombre nuevo, que no es sino la pureza de maquinaria desechable que en cada momento necesita el sistema, todo amparado por un buenismo bondadosista que es la génesis de toda crueldad, de todo cinismo e hipocresía, justificado en el bien común y unificando todo rasgo cultural al puritanismo sajónico que adora al dólar y no a Dios, y así se va perdiendo todo: y encima va a justificarlos y ampararlos Bergoglio, dando así rango de rendición al becerro de oro del catolicismo, y así es, si de la clerecía hablamos, no creo que los católicos así sean, porque aun perviven: véase en cófrades y piedades, devociones y afectos: el catolicismo es la gente en España, el clero ya es una rémora que se ha constituido en diversas secciones de una compañía comercial, aunque ahora lo llamen carismas, de organización piramidal y exclusivismo sectario y selectivo generando prepotencia, suficiencia, exclusión, y desprecio a los demás, disfrazado de bondad: se llama soberbia, y se ha enquistado en la iglesia.

Se han reunido en la ONU para salvarnos de nosotros mismos de los males que nosotros generamos, porque siempre nosotros tenemos la culpa, y en esto se fundamenta todo, porque la sensación es que se reúne el comité central para elaborar el próximo plan quinquenal: que será para diez años, que llevará la dirección que dicte la plutocracia; pero esencialmente es un plan quinquenal del comité central de  los sabios del partido, como siempre ha sido, y los demás a acatar, queramos, o no.

Y El Vaticano colaborando a la negación de la persona.

El sistema en su muerte quiere arrastrarlo todo al abismo, y cada vez es mayor la confusión, mayor la evidencia de la manipulación y mayor la indecencia con la que apelan a la sensiblería de la gente para imponer sus dogmas, y empieza a a ser ya de rigor el cinismo ante todo aquello que el sistema quiere que creamos; empieza a ser evidente que el quiebro social está entre los que comulgan con los mantras del sistema, a favor o en contra, y los que ya vemos en el tan sólo su capacidad de maldad y aberración.

Ya tarda en rayar el alba y prefigura la dureza del invierno toda señal del cielo auroral; el invierno será largo, y frío; lo harán muy duro, y las compañías de energía generarán desabastecimiento; el sistema de relación de la gente lo han reducido a rango meramente monetario y así obedecen, no va a ser fácil sobrevivir a este sistema generador de catástrofes para poder justificarse; en España, llevamos todo el tiempo de la llamada democracia generando burócratas para que busquen soluciones a problemas inexistentes, y que sólo justifican la existencia de una burocracia infame, costosa, vaga, y nido de holgazanes, pero tenemos el “debate social” buscando soluciones a problema inexistentes con lo cual se retuerce el bucle infinitamente hasta la génesis de un sistema de nuevas enfermedades mentales que son las mismas de siempre, pero ahora fundamentadas en el aburrimiento y la indolencia que se disfraza de sistema de procedimientos de trabajo, que en su ignorancia llaman protocolo a los procedimientos.

Analfabetos a cargo del poder, y así va todo; y todos adulando, por si les cae algo; y así, no se va más que a la mierda.

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