viernes, 9 de agosto de 2013

Shibolet

Que soy de los tuyos” a ver di “shibolet” “Sibbôleth” y el efraimita caía muerto, porque el galaadita sabía que se pronunciaba Shibbôlet; así mantenían la frontera del Rio Jordán limpia de extranjeros.

En los manuales de tortura y en el trato a prisioneros lo esencial es despojarles de su identidad; una vez aniquilada, es fácilmente domeñable, a merced de los torturadores.

Si invitas a alguien a tu casa te honra, y tu le honras, o así era antigüamente España, y era un honor invitar y ser invitado. Los pueblos tenían sus fiestas, que eran su proclamación de identidad y personalidad propia, y si invitabas a alguien lo invitabas a tu fiesta, que era la fiesta de todos los tuyos, y de ese modo le honrabas y te honraban: eso es la grandeza de España.

A partir de que al socaire de Hemingway se hiciera comercio de San Fermín, y en mi pueblo a raíz de un malhadado programa de tv, entra la espiral de la codicia en las fiestas de los pueblos; sibilinamente, se utiliza la fiesta para despojar de identidad al pueblo y subsumirlo en el relativismo liberal socialdemócrata tan en boga: la verbena con porretonas es sustituida por una fiesta rave con un disck jockey que es la estrella: no los músicos, sino el pincha; mandan huevos.

Unas fiestas de pueblo sin varietés, ni son fiestas ni son nada.

Y el shibolet de todos los pueblos: el santo, o la patrona, y la procesión y algarabía que justifica la fiesta, normalmente junto a una feria de ganado, normalmente junto al pueblo, y se ponen los coches de choque: esa evolución autopoiética se ha deslucido para que en todos los pueblos haya un trasfondo de igual norma y rigor para todas, lo mismo en todas partes: la civilización se habrá perdido en ese momento, y si se cobra por ir a las fiestas de mi pueblo indica que además de la dignidad se pierde la cordura: nadie vivirá de una hora de un día al año, jamás. Ni Frank Sinatra.

Una vez el prisionero despersonalizado se hace lo que se quiere con él. La civilización se habrá acabado cuando de igual la Semana Santa en Sevilla o Granada que las Fallas o los sanfermines, y para mucha gente es ya lo mismo, una borrachería con excusa incorporada: así, no es.

Viva Buñol libre: queremos puerto de mar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días Ignacio. Has dado en el blanco en lo que hoy son los sanfermines. Pide,pide y en menos que canta un gallo tienes ya nombrado, con sueldo y chófer, un concejal municipal de marina, comercio y gobernación de ultramar. Un abrazo.