viernes, 1 de febrero de 2013

Pongo la mano en el fuego y no se quema el sobre

 

Cuando un cursi descubre una palabra nueva hay que aguantarlo, y no es fácil: si encima le asigna un “conceto” ya se considera un “inteletual” de postín y capaz de dar cursos y escribir libros: la humildad es algo que deben de tener los demás ante mi grandeza y enormidad de mi mismo: de tan flagrante modo han descubierto la cultura y le han dado nombre a todos los animales, desde el principio que es el big parto de ellos mismos, nada que ver con el natalicio sino con el momento en el que como HAL toman conciencia de lo grandes que son ellos mismos, y se proclaman dioses de propia adoración: ya no digo si además son mujeres: lo que llevamos aguantado los últimos veinte años ha de pasar a la historia de la infamia como el genocidio vaginista silencioso, comparable a lo peor de Pol Pot y Stalin: tomaron conciencia de su feminidad y ahí se lanzaron a la adoración genital como paganos en su tótem, con el sacrificio humano de todos los incautos que trataron a las mujeres como personas “Yo hasta que no los arruino no me siento bien” declaró una abogada en una tv de Valencia: no sólo no se la encarceló sino que se la colmó de honores por lo civil.

Pero es que ellos son cultos: la palabra la desgastan del mismo modo que no han usado un libro en su vida más que como objeto tribal totémico, y todo es cultura, y todo lo trufan de adjetivos infumables y desinencias infames: desconocen todo pero tienen a cultura por epifanía porque ellas lo valen: el esfuerzo es lo que deben hacer los demás.

Sólo desde este enorme constructo de ignorancia que llevamos soportando desde que la progrhez se impuso por pelmas, que no por seducción, se comprende la enorme becerrada que se está planificando: tanto hablan de cultura, tanta gana de derrochar dinero para que la onu se forre a cuenta de que quiero el titulo de patrimonio de la humanidad, tanto Losantos y Vidal adulando hasta la náusea a la Aguigue y lo culta y lo de Cincinnati que es que parece de Nueva York de los York de toda la vida y ahora con planificación y bombo en las tv quieren colar como una “mejora social” el vender las cañadas reales.

Señores: las cañadas reales son los caminos de la comunicación, lo más relevante que se mantiene y del mismo rango que las calzadas romanas: y no me vengan con modernecizaciones de la ciudadanía de que el ganado hay que tenerlo como mandan en el café Bohemio de Chicago: España no inventó el Jabugo de casualidad, ni las morcillas ni el vino son producto de un club exquisito de libegales venidos a más que se comportan como nuevos gicos.

Si no sabes hacer nada, no hagas nada: no vale montarse sobre los logros de los hombres, la historia y el tiempo para ser un famoso evanescente en telediarios y saraos: por la destrucción de la cultura pasan estos cultos a la historia, toda la progrhez: tanto ignoran la cultura como la nombran, tanta codicia tienen como ignorancia y soberbia.

Las cañadas reales, el agua, el trazado del tren a su paso por Buñol son patrimonio cultural de la humanidad por si mismo: y a mi no me viene nadie de la onu a decirme lo bueno que es Paco de Lucia: que la cultura la inventamos nosotros, a mi un pomposo de la onu no me enseña nada de cultura, que la inventamos nosotros, a la orilla del Nilo pasando por el Aerópago y desembocando en el Tiber, menos pompa y rebuznancia y más humildad y trabajo: las cañadas reales han de ser preservadas y no podemos ceder todo a la codicia libegal enmascarada, me da igual que se forren de paso sus rivales: todos a la hoguera, por crimenes de lesa humanidad.

Son cultos porque lo pone en su hogóscopo.

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