lunes, 19 de enero de 2009

Elan

Sin conexión fiable ni móviles con cámara, España no sólo levantó un país: levantó toda Hispanoamérica y además lo hizo bien: la actuación del obispo de Chiapas y su asesoramiento en el sínodo de Londres a Carranza en su vehemente defensa de que aunque no fueran cristianos debían ser respetados como personas (la otra parte tenía detrás un poderoso argumento teológico: la esclavitud era un buen negocio: inventada por la morisma, no olvidemos) ahí se “discutió muy vehementemente” según la crónica; España no jugó a la esclavitud, la morisma esclavista apoyó y se apoyó en los sajones. Nada me extraña que la vehemencia de Carranza en ese sínodo alentara y diera pábulo a toda la gentuza esclavista para apoyarlo en la trama que el arzobispo de Sevilla ya andaba tramando contra él. Fray Bartolomé de Las Casas lo apoyaba, y por eso estaba “apartado” de los órganos de poder; Con todo eso, la tan nombrada como incomprendida inquisición, y demás problemas del momento, España dio las glorias de la literatura y la pintura, y levantó no un país sino todo el continente hispanoamericano.

El impulso de los españoles ahora es evidente: ante lo negro del panorama la gente habla -y muy claro- en los bares sin cortarse ni un pelo: se ve impulso y energía, ganas de trabajar y esfuerzo, y el matrimonio del bar dice “necesitamos libertad” y el cliente italiano afincado, asiente; los obreros en paro en el bar hablan de que “más libertad” y se sienten engañados por los sindicatos….que ya no van los sindicalistas ni a tomarse un café, y uno que quiere devolver el carnet es convencido por los otros de que de momento no: por si acaso; ya se las daremos todas juntas; hablan mal, los entiendo perfectamente. La morena que trabaja en la inmobiliaria se aberra (en otro bar) de las subvenciones del gobierno: la chica búlgara que lo regenta, quince años en España se avergüenza de que “tenemos muy malos políticos” porque habla como española, y yo, lo oigo.

Contra la enorme presión de la propaganda de radios y tv: todos empujando la opinión hacia donde casualmente de una manera u otra les beneficia, o aumentando la confusión, la gente ve claro; y sobre todo habla, y habla muy claro. Y yo los oigo.

La gente tiene el empuje y la vivacidad especialmente alerta, y ganas de trabajar: no levantamos España, levantamos Hispanoamérica, y con gente así volveríamos a hacerlo: la gente tiene el impulso, la energía y las ganas: y absolutamente todos deploran a los políticos: a todos.

(no los deploran: pero si pongo aquí lo que dicen, me llevaré bronca de los mojigatos y meapilas que se asustan del rigor de las palabras: lo dicen con sus palabras, los entiendo con las mías)

Ya no engañan a nadie, ya nadie se deja engañar, ya todos dejaron la vehemencia para defender su vida: y lo de “necesitamos libertad” entre las cinco y media de la mañana y las once lo he oído en al menos ocho bares distintos, distantes, diversos y desparramados.

Otra cosa me ha llamado la atención: muchos decían que hacen falta curas “de verdad” refiriéndose a las novedades litúrgicas y las medias tintas. No abundaré en eso, pero decirlo, lo decían. Y más cosas.

La gente está ahora con ganas, energía, y fuerza para levantar España, y ven a los políticos como el freno, la rémora, el horror y el espanto; la gente quiere levantar un país “con libertad” y se vislumbra, en todo, la apelación recurrente a la tradición.

Si querían deprimirlos, han fallado: vayan deprimiéndose ellos, no valen para nada, de nada, y España tiene ganas de trabajar

En Libertad.

2 comentarios:

Terzio dijo...

Tanto en el caso Carranza como en el de Las Casas, lo mejor y lo peor de la España del momento estaban dándose estocadas en un duelo a muerte. Los mejores - ay paradoja! - no son los más fuertes, pero sí los más perdurables.

Como en la Iglesia antigua las herejías, cuando se forman las naciones también aparecieron las herejías de estado.

p.s. Oh!, un "cura de verdad"... Quién lo hallara! Quién lo fuera!

'

o s a k a dijo...

El español se está desplazando rápidamente hacia ámbitos de irrealidad, pero el norte magnético de su corazón sigue donde estaba, llamándole.

n a c o
LIBERTAD