lunes, 30 de junio de 2008

We are the champollions

Lo que es importante es como visten las Bovaryesas del pp y tomar partido conforme a si nos gustan los ligueros en los hombres o en las mujeres, o si preferimos las mariconadas poco hechas o al dente: el problema es quien es el seleccionador nacional o si Losantos está en la ortodoxia; el problema es si zp es tan gafe como nefasto o al revés; el problema es cualquier cosa: en agosto salen a la calle Otegui y de Juana, y nadie dice nada; los presos de eta cobran, nadie dice nada, esos pactos se cumplen, nadie dice nada; la gente pasa problemas graves de dinero, y el pp no dice nada: se cuelan con el mariconio, y diez pueblos mas allá, la pederastia, y lo que haga falta: la muerte, en su vertiente de “eutanasia” o “aborto” ya da igual; eta sigue negociando e imponiendo, y nadie dice nada: los que votaron al pp estupefactos; los que no votamos muertos de risa, pero no tanto: los médicos no saben escribir, pero han pelotilleado al mediocre de turno, los profesores aun ignoran que la guerra civil la ganó Franco; poco podemos pedir al sistema educativo; los militares van a morir, directamente ahorrando trámites: esto es España hoy ¿y les jode que la gente se alegre de un triunfo deportivo? la gente necesita salir a la calle y poder sentir alegria y fuerza; no nos dan más que insatisfacción; la gente necesita no andar todo el día en Ave María, y aquí no pasa nada: están todos de acuerdo, luego matemos al excelente, la mediocridad es democrática: la ley de Lynch; la excelencia es proscrita, más mediocres, mas engaño, más manipulación y mas destrozo social vital personal y económico: tiene razón zp: a los suyos no les afecta la crisis; a los que no sean de una banda, ya se apañaran con los apaches.

Que tristeza da España, que horror, cuanta mediocridad, cuanta estulticia, cuanta mierda.


Recemos al Dios de nuestra infancia: toca implorar.


1 comentario:

Interruptor dijo...

No somos, no estamos, no tenemos, no buscamos, no decimos, no cogemos, incluso se puede decir que no queremos. Es la España zapatérica, la España del no.

¿Necesitamos alegrías? Puede, pero si tengo que elegir entre pan y circo, a mí que me den el pan y que el circo se lo den a otros.

Me he alegrado de que seamos champiñones, pero la realidad me despierta de los dulces sueños para traerme las pesadillas. Es lo que hay.

Por cierto, no estamos estupefactos, estamos cabreados y con algún imbécil que nos ha robado el voto. Lo peor es la cara de gilipollas que se nos queda al ver que algunos ya nos lo habíais advertido y aún así picamos como chinos.