sábado, 14 de junio de 2008

Tradición y modernidad

Mil años blogueando y nadie entiende nada: hay quien pasa la vida estudiando y jamás supo nada; aherrojados en defensas numantinas de su mismidad, se adoran flagelándose, o simplemente se adoran, alardes y vaciladas, competiciones ridículas y muy poca sustancia: por todas partes al otro lado de galaxia.

Y los hay que te desprecian si ignoras la máxima sabiduria: como todos sabemos, es lo que ellos han decidido que es, y aunque te aproximes por entenderlos, nada entienden; entender la curiosidad eterna y la capacidad de lectura y aprendizaje supone humildad: no la veo, no la hallo, in homine suspecta: no hay nada nuevo bajo el sol; los teólogos desprecian, los canonistas canonizan, la inquisición aherroja y cuatro o cinco intentamos entender a los demas aunque parece que les molestamos, y sabemos quienes somos.

Sabemos quienes somos, simplemente, sin alardes ni alharacas, simplemente. Y ya me confunde que me quieran meter en sus ridículas y patéticas añagazas de dicotomia: o de los míos o de los otros: no, seais quien seais, yo no soy de los vuestros.

Mucha interrogación tengo acerca de mi defensa de la tradición como verdadera modernidad, y base de la cultura, igual que defiendo la religión, igual que busco la verdad, aunque a mi me duela: que yo no sea creyente no invalida la religión: que vosotros no ligueis no invalida a las mujeres ni el placer.

Nada se podrá avanzar en la cultura sino se asienta en la tradición: no se interpreta, se corrige o se revisa o se adecua: simplemente se asume, conforme viene, in rigore, ut jacent. Y de ahí se avanza. Para estudiar la cultura estudio el Evangelio, y fío o no de la palabra de quien le ha dedicado más que yo, en la filosofía fio mi criterio a mi estudio y mis cuitas a quien sabe; en los ordenadores la práctica me hizo maestro y confío en quien sé que está mas al día que yo; en economía sigue siendo valida la cuenta de la vieja: a saquear y luego ya hablamos.

Me siguen valiendo los grandes ejemplos: Leónidas contra el senado y contra los éforos, sacerdotes guardianes de la tradición, corruptos, degradados, en su cultura fia y sale del sistema: eso es la tradición: se sale, porque la conoce, y así la elabora: nadie puede salirse de la cultura si la desconoce; la soberbia anida demasiado en la blogosfera, y a veces confunde, pero no persiste.

Sólo desde la tradición avanzaremos: la ignorancia es el arma de la repugnante socialdemocracia, contra las personas: así os va, apañaros.

Mejor quizá que yo lo explica este video.



12 comentarios:

Anónimo dijo...

Ups!
Y cómo es eso de defender la modernidad desde la tradición?
O entendí mal?
Qué entendés por "modernidad"?

Ignacio dijo...

Es al reves.
no se puede avanzar si no es desde la tradición. Entiendo la modernidad como lo contemporáneo, el avance desde el pasado hacia el futuro: sólo en la lo tradicional hay un referente sólido en el cual apoyarse para seguir evolucionando la cultura; lo demas son tonterías.

Tumbaíto dijo...

¿Ha contemplado la posibilidad de que la modernidad no sea sino una época más? La semántica de la filosofía de la historia está llena de cosas que a uno le dejan perplejo.

Desconfío mucho de la tradición. Muy especialmente si se me presenta como LA tradición y guarda un gran parecido con el orujo (o con otros licores de alambique).

Conrad López dijo...

Ignacio, te voy a decir algo que sólo me atrevería a decile a un buen amigo: eres uno de los tipos más honestos (quizá el que más) que he leido desde que conecté mi PC a la línea telefónica, pero de la misma manera que no es bueno vivir aborregadamente, tampoco se puede ir por la vida de francotirador. Entre otras cosas, no es bueno para la salud.

Un abrazo.

Ignacio dijo...

Lo cierto es que no me veo yo tan vehemente

Ignacio dijo...

Tumbaíto:míralo sin linea de tiempo: hay cosas que son per se, siempre han sido, son la naturaleza de la cultura, y lo que se evoluciona siempre es desde ahí; lo que nunca evoluciona son las moderneces: solo son snobismos de mejor o peor factura y duración pero siempre caducos.
La soberbia de creernos mejores que los australopitécinos es perversa: somos ellos, sólo que con unas reglas evolucionadas.
¿asi lo he explicado mejor?
Nada podemos inventar sin previamente saber porqué lo estamos inventando.

o s a k a dijo...

en otras palabras: sólo vemos (y amamos, en su caso) lo que conocemos

n a c o
loverboy

Ignacio dijo...

El error sería hacer que lo que queremos que sea amar, haga que condicione el conocer, y acabemos modificando la realidad a nuestros deseos.

Luis Amézaga dijo...

Una visión circular como la mía dificulta la ubicación de la tradición en una época pasada o futura. Es una constante.

Ignacio dijo...

Ahí has estado sembrado

o s a k a dijo...

niego la mayor: si es amor, no te planteas ilusiones como la de cambiar la realidad porque yo lo valgo

quieres por lo que se es o no quieres

n a c o
asistencialoyente

Ignacio dijo...

Vale.