Tecnofilia antropológica

Siempre va acompañada de pasión: igual desmontamos un seiscientos que sabemos descifrar un código o escribir en lenguajes de aparatos; es una pasión por el conocimiento que implica a la técnica y a todas las artes del hombre: lo era Sherlock Holmes, Lo era Leonardo, y lo han sido miles de hombres a lo largo de la historia de la humanidad. No nos conformamos con instalarnos en lo aprendido, siempre buscamos la fuente, el orígen, el algo que hace que….ahora nos llaman geeks; siempre han existido y siempre existirán. Eso no implica la excelencia; ni implica nada.

La concepción de la red en nuestras cabezas supone una explosión, que a muchos dejó ciegos; a todos nos fascinó, y todos a usarla hasta el final; aprendiendo la hacemos nuestra, y en ese momento la usamos.

Claro; alguien apasionado por el estudio con una cierta edad tiene algunas habilidades y algunos estudios; y muchos nos lanzamos a bloguear, con mayor o menor fortuna: se constituye entonces la red en dos cosas: un medio de expresión y un circuito de sociedad fractal en la cual la selección es tan personal que exige mucho de uno mismo: por eso las redes sociales tienen éxito: apoyarse en el grupo siempre da más solidez, la incertidumbre personal se comparte si vas en grupo. No es mi caso.

Ni el de muchos: proyectamos en la red trabajos y días; utilizándolo con la misma condición que arrojamos papeles al fuego o guardamos ciertos escritos; tiempo de usarlos. Otra mucha gente, se asume a la novedad, o utiliza el medio de cualquier otro modo: ninguna deja de ser legítima: cada cual elige lo que lee y a que nivel, y hasta donde está dispuesto a esforzarse; eso es la libertad.

Lo cual no condiciona a que “todos los blogs son lo mismo” sino a que cada cual elige, simplemente: en papel está la propaganda de supermercados, obras excelsas y bodrios infumables; la diferencia es que lo otro exigía un tejido industrial costoso y caro; esto es gratuito. Y ninguna más. Hay mucha más calidad en blogs leídos por mí que en los artículos de los periódicos; y desde luego más frescura y menos sumisión a una directriz determinada.

Cada cual elige a quien lee, que lee, a donde se apunta para ser de un grupo o no hacerlo; es la libertad: usted elija, alla su criterio: sapere aude.

Sobre esta reflexión, hay quien ha querido ver un reproche mio a Baltanás, y también el Majao le ha hecho su espacio. Todos tenemos las mismas cuitas: si las veo es porque las leo, luego me son interesantes.

Somos ya una nueva era: aunque nos cueste asumirlo, esto evoluciona, y a la cultura la impulsa; aunque haya bajezas, es buen medio; somos parte de una nueva era, aunque los politicastros y demás apesebrados quieran controlar es imposible: es el auge de la libertad y el criterio personal: adelante va la cultura, y la sociedad se recoge a ello primero con renuencia, luego con pasión.