Cualquier tipo de relación establece un idioma propio: el más evidente es el de los amantes, que resulta pasteloso cuando es público; el común es el familiar: cuando alguien nuevo ingresa en otra familia, se adecua a los giros lingüisticos propios y quizá aporta algo. En esa relación se establece la sociedad: de ese modo, el supraorganismo se configura con una validez implacable: individuo, familia, tribu o clan, municipio, estado. La formación del individuo dentro de la familia le da las pautas de conducta internas, o sea la pertenencia a una intimidad compartida, y las formas de relación con el resto de organismos que componen la configuración de la civilización: se establece así la conducta, siendo la liturgia la forma más elaborada de relación de la sociedad respecto a sí misma.
Se elabora de ese modo una sociedad. se construye la cultura y la civilización.
La transgresión de la pauta de comunicación establecida, siempre es causa de reorganización: en los amantes, en las familias, en el estado: cuando alguien traiciona o rompe la unidad establecida, causa en el resto una reacción íntima: de desubicación, de traición, de dolor, de levedad; pero nunca queda impoluta: la venganza, en esos casos es necesaria: la cultura se venga a sí misma, los humanos también: las amenazas no son sino una especie de vacuna autoreferencial "no me dañes porque yo te haya dañado" y socialmente causan una reacción normalmente interiorizada pero siempre irreversible: véase la blogosfera partidaria del pp al saberse traicionados, esa desviación social de la conducta no la perdonarán jamás. No importa que el pp no haya mentido, que no lo ha hecho: ellos se han sentido engañados en tanto son pertinentes a un grupo, sea por exclusión de los otros.
En la cultura, las cosas funcionan así: la desviación de las pautas culturales además de producir los desmanes que andamos padeciendo, crean individuos desorientados y por ende, desindividualizados: ¿a quien interesa eso?
En el proceso de maduración personal se elabora uno su propia leyenda personal que le sirve para entrar en el proceso de ser adulto: para ser maduro, el proceso es liberarse de la propia leyenda personal; proceso sistematizado en nuestra cultura, pero sistemáticamente obviado, porque es mejor eternos adolescentes mal envejecidos que personas maduras.El proceso intimo y a veces doloroso, si da un pauta para la maduración, pero sobre todo es el conócete a tí mismo: si nadie lo hace y a nadie se le exige, quien lo haga se le estigmatiza: se premia la banalidad y la copia frente a la excelencia y al original. La falta de maduración lleva a la soberbia, que es el pecado original en la cultura.
Si además el individuo confía a sus peculiaridades, pues las cosas suceden de maneras extrañas: así, ahora tenemos la España que tenemos, deplorable. Y no por ignorancia, hasta Nietsche definió estas situaciones:
La esquizofrenia es una enfermedad familiar, social nunca individual, sólo definida por el grado: si todos estamos en un magma de relativismo y banalidad, los que lo vemos somos o hiperlúcidos, o enfermos para los demás; el grado de esquizofrenia es tan sólo la ecuación que resulta de mezclar el desarrollo íntimo de la persona hasta la madurez - o no - y su inmersión en la cultura y la sociedad: lo extraordinario son los genios: Dalí, Tip, Torrente Ballester, Ignacio Tomás; lo que no manifiesta su cualidad pasmando a la sociedad es considerado enfermo y mediatizado como tal.
La alarma que debe saltar es que mierda de sociedad estamos manteniendo construyendo y desarrollando en la cual el individuo que existe como tal ha de ser aniquilado: la enfermedad social está más que presente; los problemas de los individuos exigen un proceso de maduración social que pasa por cambiar la enseñanza a todos los niveles, y dejar pasar generaciones hasta que los hombres lo sean: conscientes de su propia libertad: todo lo que no vaya del individuo hacia arriba, es letal. Todo lo que sea justificable por la norma social, alejado de la conducta, es destructivo y retardante.
En la evolución andamos y la cultura que nos constituye necesita de nuestra reflexión individual.
Nadie es culto: pertenecemos a la cultura y formamos parte de ella, la enriquecemos o empobrecemos, pero estaba antes que nosotros, pervivirá después: el hombre no es per se, pero para saberlo hay que eliminar el colectivismo y dar su amplio valor al individuo.
2 comentarios:
Buenísimo, oiga. Todo lo que yo llevo queriendo decir desde hace varios años y casi no he podido.
Tal vez lo que más se acerque es esto, si le apetece leerlo:
http://espanoleando.wordpress.com/2007/08/10/libertad/
Eso sí, respire hondo antes de empezar, y no se exaspere demasiado pronto.
Salud!
Gracias; enseguida lo leo
Publicar un comentario