En el proceso de Carranza el Inquisidor general Valdés impone su criterio obligando a calificar las frases ut jacent, al margen de todo contexto; para Carranza, de seguir tal procedimiento se encontrarán herejías en la misma sagrada escritura.
La apreciación jurídica, formalista y cicatera prevalece sobre la recta comprensión teológica; la ruptura del equilibrio entre teólogos y juristas, podía poner en peligro la verdadera finalidad de la institución: la conservación de la fe.
Es la opinión de Tellechea.
Que también es cura.
Yo, soy más perverso. Bajo el paraguas de "la conservación de la fe" lo que consigue Valdés es dejar desactivado el poder de Carranza y generar inestabilidad que le interesa para atesorar él poder; así, medra, "asciende" sin meritos propios sino por deméritos ajenos.
Para Tellechea, que es el que ha trabajado ese proceso, el problema es de fe, de la integridad del Arzobispo. Para mi es más mundano: Valdés utilizó la Inquisición como herramienta de poder, simplemente.
Una vez el poder en unas manos, no hay fin elevado, sólo la persona; y su ambición.
1 comentario:
Una vez el poder en las manos sigue la persona aunque tb haya ambición. Somos humanos y la historia tiene que servir para algo. De los errores propios se aprende, y de los errores de los demás tb si se quiere. Todavía hay gente que tiene poder en las manos y no lo usa como persona, sino como la ambición misma viva... y poder hay de muchos niveles, no? Tb hay gente que con poder similar hace cosas grandes...pero, quizá no llama tanto la atención o no se habla de ello... no conviene...me estoy iendo, no?:P
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