jueves, 18 de octubre de 2007

Fué lo que será: lo que es, ya ha sido

No hay un problema de leyes para controlar internet o las descargas de música. El calado del iceberg entra al fondo del sistema. Mientras se van dando pequeñas chapuzas muy llamativas, en principio contra las redes de descarga de música y películas, a veces contra algún blogger, el sistema nos puede destrozar uno a uno, pero mientras lo publiquemos los demás algo salvaguardamos: lo que temen es la publicidad. Y a nosotros todo nos da igual: pocos ganan dinero con esto, y como sabemos quienes son los que ganan dinero, cada cual establece su criterio.

La pureza de la blogosfera es su carencia de ingresos; también su peor defecto. No somos precisamente exquisitos en el trato; el insulto y la imprecación lo llevamos más que holgado.Pero vamos siendo cada día menos políticamente correctos pero más sensatos; es una evolución que percibo.

No costó demasiado desde la popularización de la imprenta la popularización de los libros; no costó nada el encajarlos en la maquinaria industrial: lo que antes era un signo de cultura, comprar y leer libros, ahora tan sólo es una parte más del complejo industrial, un producto de lujo,nada más. Se producen libros para la industria cultural, la "pureza" de la escritura de Santa Teresa o de los clásicos, queda como algo que da para el asombro: La conjura de los necios asombró porque era literatura; el negocio no lo fué para el autor, lo cual aumenta su leyenda, lamentable.

La editorial planeta en sus premios ha dejado claro esto: no se busca literatura, ni siquiera un etretenimiento más o menos literario, sino el engrase y encajamiento de la maquinaria industrial y económica en la cual el  libro y el autor, realmente, sólo son lo evidente, la excusa.

Pero se ha caido: si había alguna duda sobre la literatura española y su decadencia, este año ya se ha demostrado que tiene más que ver con las crónicas de sociedad que con la busqueda de valor, belleza, narrativa o similar.

La realidad se impone: el presente es blogger, el futuro lo descubrirá. Cada cual leemos los bloggers que nos apetecen y que hemos seleccionado, añadiendo y borrando de nuestro feed reader elaboramos una serie de lecturas diarias que nos confortan. En breve lo hará todo el mundo.

El sistema está contra eso. No veo yo demasiado grave el insulto y la zafiedad que a veces proclamamos, pero sí puede ser una punta de lanza para el descrédito.

El sistema busca su propia perpetuación: como las redes de blog que el sistema está elaborando con más dinero  que voluntad y genio, desde los organismos de la educación, son un calco de las redes espontáneas surgidas de la gente, empiezan a subvencionar "publicaciones en web" y nombres más o menos progrecesistas para elaborar un sistema de validación de escritos en la red: de la misma manera que en las facultades era el signo de ser o no del sistema que te publicaran, quieren controlar la red.

Poco miedo.

La libertad no la podrán parar, hagan lo que hagan.

Pero pueden confundir a la gente con redes  de blogs, o recomendaciones, o buscando los más inocuos y rellenando de vacuidad todo, para disolvernos en un mar de bajeza.

El objetivo es desactivar a todos aquellos que no somos conformes con el sistema, simplemente.

Con mayor claridad en 1559 La inquisición Española hizo el índice de libros prohibidos que tanto aberró a Santa Teresa, y a San Ignacio; de paso que se prohibían las obras protestantes, en la misma lista se pusieron las obras de Carranza, la Biblia en lengua vulgar, Erasmo, Fray Luis de Granada, San Francisco de Borja...

Luego la historia se depura a sí misma, nadie recordará a los elaboradores de esos índices, pero en su momento hicieron mucho daño, a las personas más que a nadie, a la sociedad y al avance de la cultura, sobre todo.

Para eso está la historia: para no aprender nada de ella y dejarnos llevar por las propagandas y alharacas del momento, sigamos la moda, que en el guateque no nos llamen anticuados. Pero es que ya no hay guateques, y la literatura está en la red, y el conocimiento, la sabiduría y la discusión. Los sistemas que eran válidos ya no lo son. Lo que no sea en la red, no forma parte del acervo.

Los adolescentes seguirán recitando poesías frente a las paredes: pero ya pueden sacarlas al público, e incluso habrá grandes descubrimientos. Esto me conforta con la cultura.

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