La topología matemática da una teoría de las catástrofes; la realidad da catástrofes: lo que ha llovido en Valencia estos dias no es nada extraordinario, raro, fuera de la norma o achacable a nada.
Lo que es en sí la catástrofe es que desde que se generó la agencia del medio ambiente, que luego derivó en consejería, que luego se desdobla en varias consejerías, el poder municipal, nacional, autonómico y demás, todos saben por los datos que donde más llueve de España es en Ebo: el asunto es que ahí llueve en horas lo que en Galicia le cuesta años; desde la ilustración hay constancia de ese fenómeno tan normal,la intención antigüa era aprovechar esa agua para el futuro; pero claro, los pantanos ahora son fachas.
Es muy fácil evitar que una avalancha de agua produzca una catástrofe, máxime sabiendo que antes o despues, sucederá. No es un volcán, tsunami o terremoto, es algo que sabemos que volverá a suceder, que siempre ha sucedido.
La catástrofe es que ahora tenemos un problema: se podía haber evitado pero no se ha hecho: los medios de comunicación tienen algo que contar, que si nada hubiera sucedido, nada podrían contar; que al haber al menos tres concejerías, ayuntamientos y organismos burocráticos en general que pueden darse publicidad a cuenta de ésto, y de lo que van a hacer montarán la adecuada parafernalia y pomposidad para:
-Hacer planes.
-Inaugurar los planes.
-No hacer nada eficaz y haber gastado mucho dinero.
Y vuelta a empezar. Parece que el sistema necesita que "pasen cosas" para tener algo que contar, y sobre eso, decir que se va a actuar, hacer pliegos de intenciones, repartir dinero, y nada más. La eficacia es algo que al sistema burocrático actual le es tan extraño como la honestidad.
La catástrofe no es la naturaleza; la catástrofe es la burocracia.
1 comentario:
Los llauros dicen que el agua va siempre para abajo. No les hacen ni puto caso... Así nos va. Muy buena entrada.
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