viernes, 19 de octubre de 2007

Luminatrix

El arte es una percepción personal, no social. Su uso como demostración de lujo, desde el poder es lo que hizo su difusión; la llegada del ridiculismo taxonómico de la división por clases, es lo que generó que desde los entramados del poder político se fomentara a determinados artistas u otros. No conceptos de arte, sino de artistas. Pero la percepción y gloria del arte está en la burguesía: lo elabora, lo difunde, lo compra, lo hace. Cuando el estado interviene, los bodrios van garantizados; cuando se sublima artificialmente, naturalmente se caerá.

España tiene una identidad que se percibe una vez viajado: la luz. Es rotunda, implacable, hace sombras de aristas perfectas y en su rigor hace daño.

No es la misma luz que en otros sitios. Simplemente. Los que copian empiecen a elaborar sus tesis sobre la luminosidad, el impacto lumínico, la percepción lumínica y el asunto de la cosa, lleno de adjetivos y subordinaciones sin sentido; pero es tan solo la luz.

Es la luz de España. Así de simple. por eso tenemos percepciones rotundas; y otras características culturales; por eso hay tan grandes pintores, (los hubo, realmente) pero también por eso estoy seguro que la proporción de ciegos en España es de las más altas sino la más alta del mundo, y no es ajeno a la luz que el Padre Jofre hiciera el primer manicomio del mundo en Valencia.

Esos pintores con más o menos genio o personalidades más o menos aviesas, se hicieron querer por la burguesía, que al fin y al cabo era su sustento; y si bien no fueron ajenos a su tiempo, no fueron jamás estridentes o insultantes.

A fecha de hoy la estructura repugnante de la socialdemocracia ha elaborado todo un entramado burocrático alrededor del arte y la historia para así establecer el arte oficial, o dar rango de artista a ti si, a ti, no; Lo hizo mejor Stalin, la verdad, aunque queramos disimularlo. Esas obras que se nutren en los museos oficiales no pasarán a la historia por su valor, ni como piezas, ni como cuadros; sino como una época en la que se hacían cosas para contentar a los sobrevenidos en el poder y justificarles su imagen personal; y nada más.

Tan sólo se reconocerán como artistas los que pese a todo hayan triunfado en el mercado. Así de sencillo. Los que triunfen en la burocracia, en ello se quedan y nada más.

Luz que da pintores, ciegos y locura; si. Pero no estupidez ni gilipollez. No vale achacar los males de España a la luz, la estupidez parece ser que viene de serie.

2 comentarios:

lujaban dijo...

No me negaras que Calatrava si es un artista...

Apolo dijo...

Estupendo artículo, Ignacio. Lo de los artístas para la burrocracia es una más del momento de estupidez por el que pasa España. Aquí se aplica la palabra "arte" y "artista" a cualquier cosa que halague al vanidoso.

Nos veremos más por aquí ;)