lunes, 19 de mayo de 2008

Libertad

La libertad es algo íntimo, personal, individual y único; se conquista, en el arduo proceso de maduración, que jamás culmina enrocándose en el eterno y grácil bucle autoreferencial del propio análisis personal: sólo así acaba uno por empezar a conocerse; sólo así se sabe un poco de los demás: víéndose uno en sus miserias aprende las de los demás.

En cuanto lo pensamos como algo social, desvirtuamos su esencia y su significado: la semántica es en ese caso aliada de la confusión. La sociedad ha de ser tal que permita que fluya la libertad de los ciudadanos, cada cual en su camino; y no ser una rémora ni un compendio de normas basadas en modernidades obsoletas, moderneces de salón y modernismos de escaparate. La garantía de la libertad la da la tradición que es la manera de que las personas crezcan y de ese modo engrandezcan a su cultura, a la cultura. Cualquier mecanismo de control social es per se intrínsecamente malvado: acecha el mal en cada adjetivo. La tradición garantiza la libertad de las personas; un conjunto simple de reglas, y eso dará soltura para que cada persona ejerza su albedrío. Y cada cual se responsabilice de sus fracasos, que los éxitos siempre tienen demasiadas paternidades.

Alberto Esteban me da un premio libertad, el cual agradezco, y repico cual blogosfera manda (aunque casi nunca le haga caso)

Debo repartírselo a Joaquín, que busca la libertad personal enseñándome a mí a aprender; Al Embajador, que encuentra la libertad en su ahormamiento a la tradición, a Naco, que busca la boca del metro que lleva a la excelencia, a Persio, que ejerce apostando fuertemente por ella, a Orisson, que le perturba el oficio de la mentira, enemiga de la libertad, a Paha Sapa que me instala cómodamente en mi vida refrescando memorias posibles con su consideración de la vida con banda sonora; y como todo esto lleva normas; yo, me las salto, vosotros a vuestro criterio.

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10 comentarios:

Embajador dijo...

Dices: "La tradición garantiza la libertad de las personas; un conjunto simple de reglas, y eso dará soltura para que cada persona ejerza su albedrío.".

Eso es tradicionalismo quimicamente puro, el "ama y haz lo que quieras" de San Agustín.

Muchas gracias por el premio. Este si que lo voy a reconocer.

Anónimo dijo...

Pues depende de qué tradición, oiga... los tradicionalistas que yo conocí, no garantizaban mucho la libertad.

Joaquín dijo...

liberté, liberté, cherie... (¿decía eso?). Bueno, a ver qué pienso...

Luis Amézaga dijo...

Casi liberal.

Ignacio dijo...

Mary: la tradición es la tradición; los tradicionalistas igual son deplorables. Pero la tradición no es mala porque algunos se apropien del concepto o quieran hacerlo.
La comparación es inevitable: cada vez que digo algo malo de alguna mujer o de los planteamientos feministas, lo mas suave que me escriben es misógino. Si todas las mujeres fueran como esas es para hacerse maricón ¿te sientes identificada con la Cristina Almeida, o alguna de esas?

La tradición es evolución; progreso real; los inventos cursis de cambir el mundo son de adolescentes; si alguien quiere apropiarse la tradición, está traicionándola.


Y es por tradición que escribo un blog, y es por eso que me gustan las mujeres,y es por eso que nos enamoramos, queremos gozamos y sufrimos; lo demas es confusión, y la confusión es el problema.

Persio dijo...

Gracias por el premio y tus generosas palabras.

o s a k a dijo...

Muchas gracias, Ignacio. La lucha por la libertad es el método, la línea recta hacia el Objetivo. Tendremos que gastar mucha suela si queremos logarlo. Y eso va por todos.

n a c o
confusióncero

Anónimo dijo...

Por eso he hablado de los tradicionalistas que he conocido. Porque no confundo.
¿Te imaginas lo que me llaman a mi las mujeres cuando me meto con las feminazis esas? somos crueles las mujeres... y mucho más con otra mujer.

Ignacio dijo...

En mi perversión, aun pienso a las mujeres como entregadas,amantes, fieles, bondadosas y conmiseradas; cosas de las galaxias.

Anónimo dijo...

Suerte que Ignacio ha llamado a la puerta, que con el lío profesional de estos días estaba yo que ni me enteraba.

Pues, como decían los Luthiers, s'agradece... Ignacio.

La banda sonora la lleva uno encima, puesta. Aunque en este mes me he permitido (a base de fines de semana y el blogger draft que es un invento de coña) adornar mi camino personal hacia un cumpleaños, que es algo que me apetece celebrar en estos tiempos de celebración de la muerte.

Esa celebración de la muerte tiene mucho que ver con la (ausencia de) libertad. Creo yo.

Y, lo mas importante, en el caso que nos ocupa, siempre es la valoración que uno tiene de quien le reconoce. Que un poco de orgullo tambien es legítimo, digo yo. Así, que s'agracese ... Ignacio.