La concepción establecida de la realidad en España va configurada respecto al afán de protagonismo; algunos más avezados ven (o vemos) las trampas del lenguaje, y sobre todo la trama de comunicación que sólo trasluce un flujo de intereses con ramas divergentes, pero en la misma dirección.
Aparte el fútbol, los debates en los medios clásicos de comunicación son de cotilleos: sea de una serie de furcias sobreengreídas, sea sobre sus acompañantes, sea sobre las relaciones íntimas de unos y otros: algo, que parece mentira que suceda. También en la política: no ha habido una sola idea divergente del relativismo socialdemócrata vaginista en nada de lo que se ha dicho como "debate de ideas" que esencialmente consiste en un poco de cordura y lealtad de Vidal Quadras a su partido y no a sus intereses personales: eso habla bien de el; veremos como queda (en nada) Lo que está moviendo el debate son las cuadrillas de intereses, más o menos lícitos, de más o menos gente dentro de los partidos: siempre por supuesto vinculados al ansia de poder.
Pero de los problemas de la gente no se habla: grandes palabras, grandísimos lamentos, proyectos de una solidez sobre el papel magnifica; y en la realidad, nada: la gente cada día a peor.
Franco estuvo 38 años en el poder; llevamos ya treinta de postfranquismo, que lo llaman democracia, o monarquía, o como querais: faltan sólo ocho para que en Andalucía, Extremadura, y muchos municipios haya habido el mismo tiempo de detentar el poder una misma cuadrilla: el análisis es riguroso: aquí hemos ido a peor.
Han medrado nuevos en los sindicatos verticales (antes había uno) y en los partidos políticos (antes había uno) y en la sobredimensionada burocracia (antes había una) con absolutamente el mismo rigor de cuando el franquismo: el líder (antes había uno) es indiscutible, entre los de mi altura a puñaladas, a los de abajo, masacrados.
Todo se soluciona con la conformación de los medios de comunicación en la propaganda del sistema y la persistencia en la bondad y la autoadoración, y la justificación cientifista de "la universidad" convertida en un establo de pesebres para solventar simplemente banderías y afinidades progres, eso si: siempre la corrección política, y siempre ha de ser progre, relativo, relativista y "por el bien de todos" y cualquier cosa cuela; desde una demostración matemática de la perfección de las sociedades Stalinistas, a un análisis genuflexo genético basado en la evolución que demuestra que bueno, realmente no pasa nada, es justificable científicamente en el lenguaje que hemos establecido para justificarnos, ergo es bueno, si no es católico.
Algo parecido funciona en la blogosfera: apartando los propagandistas de buena voluntad de los políticos y los tontos útiles, y quitando las redes que llevan años buscando una definición en la que encajarse y no hay más, sólo la búsqueda del nombre como un cuento de Borges suecado; tenemos los agitadores: buscan mediante la provocación, el denuesto el insulto o la delación un protagonismo que no merecen; y luego las redes: todo aquello que se defina como anti es por esencia perverso: nadie es por oposición, se es por uno mismo; lo que es por oposición a algo es intrínsecamente vacío. Excepto, claro los anti antifa, que son divertidos.
Espigando el trigal, quedan en total en la blogosfera diez o doce blogs que creamos contenido; lo demás es repicado, tecnología o más bien tecnologísmo, aderezado con traducciones de Lifehacker y copias de ideas buenas de otros, y egos magnificados.
Sobre todo, egos magnificados.
España necesita soluciones, no planteamientos de problemas autogenerados para lucirse; menos definiciones o basamentos en teorías más o menos perfectas, y políticos que den soluciones a problemas, y no que sean el problema, la solución, el que lo cuenta, el que lo hace y el que lo manda; menos protagonismos, trajes ni corbatas, y más hacer cosas.
Por ejemplo: ayer Sarkozy dijo de eliminar el iva en la gasolina. Eso, nos beneficiaría a todos, en tiempos de crisis. Si se eliminaran impuestos, que esencialmente son superfluos, y se eliminara la costosa burocracia, la libertad daría margen a la riqueza: que no al dinero, a la riqueza, y al desarrollo personal.
Quizá por eso tienen miedo.
Pero jamás oireis a ninguno decir dos palabras mágicas, que les destrozarían el negocio:
"Despido libre"
Hay dos más, que serían ya para disfrutar de verdad creciendo como nación:
"administración única"
Y ya las que consiguen que les salgan sarpullidos a todos por todas partes:
"Listas abiertas"
La esencia el problema es cambiar el régimen y salir cuanto antes de esta repugnante socialdemocracia: dar opción al desarrollo de las personas, y dejarse de llevar las cosas a extremos imposibles, y la gente en el uso de su propia vida y responsabilidad, hará lo que considere; lo demás, sólo es engaño y marear a la gente.
1 comentario:
el final de tu artículo es de traca
n a c o
mascletádeargumentos
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