miércoles, 13 de mayo de 2015

Invierno pasado

Hace mucho calor; el invierno ha sido muy duro y accidentado, y ahora se ve en la gente la necesidad de vida social y de cualquier excusa para socializar el pueblo. También hay mucho miedo, producto de la amargura, la angustia y la soledad: a nadie nos va bien la cosa, cada cual en su nivel, pero vamos todos apurando y hasta el cuello: las carencias se manifiestan en todos, por todas partes: y ya no valen promesas de futuros inmediatos de esplendor, incienso y mirra: hay demasiado hartazgo. El sistema ha muerto, y muere matando, y esta crisis fiduciaria inducida, imagino que le querrán dar fin contentado a la gente en condiciones ominosas que recibirán hasta aliviados, mientras, todos esperan el fin del régimen y algo de alegría en las vida: cuanta bajeza y ruindad hemos soportado, y no se perciben visos del final.
Tengo la impresión de que tratan de que acomodemos nuestras vidas a un sistema monetario planificado y definido sobre plano; no de acomodar el sistema económico a la vida de la personas.
Lo veo en mi pueblo, lo veo en la gente, lo sufro. Vienen unas elecciones, mucha gente habla del tema, mucha gente no habla del tema. El cambio no puede ser de partidos o personas, no se trata de hacer mejor o peor lo que otros han trazado: se trata de ejercer de alcaldes y parar desmanes, no sustituir desmanes por otros nuevos. El tiempo dirá, pero me temo que van a ser sorpresivas estas elecciones, sin anticipación de resultados.
Ajardinar la realidad y establecer las normas por decreto en lugar de acomodarse al uso, que es la eficiencia del avance de la historia, esperando que al modelar como en USA esto acabe siendo Nueva York, no es más que un terrible fracaso producto de la ignorancia: y llevamos, ya, cuarenta años de retraso, progresando.
Hay que avanzar, pero no lo hacemos desde la nada, la carga de la historia mantiene el peso en sus aciertos pero nos enrocamos en los errores; el querer inventar una historia que se acomode a nuestros deseos adolescentes, por muy compartido que sea, es un grave error: y tal inmadurez tiene los resultados que sufrimos. O empezamos a hablar en serio, o esto será una debacle.
Un año del anterior Corpus en breve, y hemos indagado los montes tal cual me place, pero la mirada ya no es la del niño, al menos la mía; mis perros han descubierto el mundo a mi lado, y eso lo he vivido: veo otros aspectos que tantos años de estudio nunca me habían sugerido; espero poder seguir caminando los montes, a los cuales quieren someter a reglas y avenidas imaginarias con normas fuera de toda cordura; espero seguir disfrutando de caminar con mis perros, que son, esencialmente dos cachorrillos que apenas andaban si no iban uno al lado del otro: y hoy, cumplen un año.

Julio 2014 018

Mayo 2015 046

1 comentario:

María Cusí dijo...

Qué bonicos, los perricos, qué grandes compañeros, los mejores.