lunes, 13 de abril de 2015

Heisenberg 53

Ningún sistema puede ser estudiado desde dentro del mismo sistema: corolario: sólo los excluidos del sistema y apartados de él, son capaces de verlo en toda su dimensión. Advienen elecciones: espectáculo y circo que nos lleva de la nada a la nada en impúdico afán de autojustificación: de abajo arriba, de arriba abajo, porque falla todo por la base: todos piden tu voto, todos prometen lo mismo, todos son igual de originales “por el cambio” y llevamos con el cambio del recambio para el cambio cambiante desde 1879: ya debe ser tan recauchutado, que mejor será dejarlo en la cuneta. Porque la falacia, de verdad me resulta repugnante a fuer de falaz: si se va repasando, muy pocos candidatos viven en el lugar al cual pretenden gestionar “cambiantemente” pero viven en otro pueblo, de tan conscientes que son de la realidad y las necesidades. Viven en otro pueblo, y su afán es buscar un medro político, o una resistencia, a cargo del presupuesto, hasta la jubilación, ansiando irse a envejecer a cualquier sitio menos en aquel en el cual pretenden ejercer la gestión.
¿De que extrañarse? está gestionando España una hez cuya mayor ansia y filiación es mandar a los hijos a estudiar fuera, a vivir fuera: todos los cargos, en llegando a cierto nivel, se buscan el apaño en sus paraísos adolescentes soñados: véase todo el jaez político de los últimos cuarenta años: todos a vivir fuera “por necesidades del trabajo” y cuentos similares; todos mandan sus hijos a escuelas de adoctrinamiento en extranjero para mandarlos fuera a la mayor brevedad posible; y se jalea el buscar trabajo fuera como si eso fuera en sí un éxito, y hay de facto una emigración mayor que en todas las oleadas desde que está estudiado el fenómeno migratorio.
Han cedido sus casas solariegas y su vida apegada a la tierra por la facilidad de afán monetario; han cedido su ansia de una vida plena a cambio de una vida a precio tasado y horas iguales medidas con metrónomo por un salario infame, han vendido sus raíces y su razón por un plato de lentejas ¿como van a gestionar bien los que no han sabido resistirse en sí mismos al canto del dinero, los que hacen del dinero su afán y razón, y su loa de gestión va referida siempre al dinero? no hablamos de vidas ni de desarrollarse, ni de mejorar la propia vida mejorando tu pueblo, hablamos de sálvese quien pueda, pensando que siendo los primeros del bote salvavidas al menos flotarán.
Porque todos desaparecen del sitio que han “gestionado” porque nunca han vivido en él, ni han pensado en mejorar una vida que, conforme nos ha sido dada, y con humildad, podamos dejar mejor preparada a nuestros hijos: para que yo viva bien, mi vecino ha de vivir bien, y con respeto y humildad, se sale adelante: nadie triunfa en su propio pueblo, lo cual es motivo de alegría, (orgullo, y satisfacción) pero es que el asunto no es la opción de triunfo o fracaso, es el desarrollar una vida en todo su avatar y concepción, y con humildad, si no podemos mejorar lo que hemos recogido, al menos no estropearlo para el futuro: usando cualquier excusa para que nuestros descendientes no vean la magnitud de la catástrofe creada, la neurasténica necesidad de destrucción en el afán soberbio de inventar el mundo sabiendo más que nadie, y fracasando en todo, porque el éxito no existe: los concursos de misses, sean de fallera mayor o de Warhol, son una falacia protestante fiduciaria para inventar nuevas formas de productos para la nada, vidas cosméticas de apariencia y vacuidad, sin transcendencia ni plenitud, formas vacuas de corrección y vacío, que llenan todo de insatisfacción y neurastenia.
Todos prometen nuevas formas de gestión, todos se someten a un manual en el que es lo mismo un hábitat disperso en Cantabria que un pueblo andaluz, gestionan todo conforme les manda el politburó correspondiente, de manera que se genera un sistema de sumisión aberrante a las directrices siempre ridículas de gente que desconoce la realidad por jamás haberla hollado; gente que desconoce el frío y el calor, gente que vive una vida de ciencia sin raíces para generar sudores sin fruto: mientras tanto, la señorita del abanico va por el puente del fresco río.
Imponerse a la realidad obliga a reescribir toda historia para ajustarla a la necesidad del momento, se abona la confusión y el desconcierto: pero al final la realidad se impone,por muy brillante que parezca el becerro de oro, al final la gente es de donde es y ahí quiere desarrollarse, vivir y morir, y nada de vidas migratorias de sentimientos migratorios, fotos a millones y poca variación, variedad y variabilidad en lugares, vestimentas y vidas; la clave está escrita, y todo volverá a su cauce, por abrumadora que parezca la oleada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es usted persona de otro tiempo. Sus palabras se acercan al anarquismo rural, romántico y medieval, y témome que acabará muriendo de nostalgia entre tanto cerdo y tanta basura presentes.