jueves, 5 de febrero de 2015

La víspera de Ocata

Muerto el sistema, intenta su perpetuación mediante la propaganda, esperando nada, ganando tiempo, acumulando botín, y dando pábulo a gaznápiros y demás vividores del sistema que imploran por su perpetuación: y eso es lo único que importa.
Nada que no hubiera sido aquí anticipado.
Y el precio de haber emitido esa profecía y tantas otras ha sido pagado: ahora, se cumplirán todas, ya hay quien tiembla.
Pero anticipado estaba.
Se presentan en sociedad los nuevos gobernantes griegos: los periodistas se hacen líos con sus nombres: claro, saben inglés, pero desconocen el latín y el griego. Entre ellos se jalean y cada día más deplorables. Los neomandantes griegos están recibiendo su debida dosis de propaganda y culto a la personalidad: se obvia que no han tenido ningún problema en aliarse con la “extrema derecha” tan horrible y espantosa y terrible y uy que miedo; no se les nombra: no existen. Son el recambio que anticipé: veremos su solvencia, y duración: si el experimento aguanta, se exportará a todos los países de Europa; si no, a ver que es lo que se les ocurre.
Y la gente pica. Pican, porque tanto tiempo de programación en las escuelas de concentración los han convertido en esclavos de consignas bajo la metaconsigna de que piensan por sí mismos; y no son conscientes de absolutamente nada.
Se obvia a la extrema derecha griega y así no existe: tenemos el fantasma de la horrible extrema derecha, y en España el “que vienen los rojos” de los afines del pp es el que está dando pábulo y credibilidad a la organización de Podemos; “que vienen los rojos” o “ que vienen los fachas” es, esencialmente, el mismo recado, con la misma epistemología: tened miedo a los otros, al sol, a la noche, a lo que sea: manteneos en el miedo, es lo único importante. Y la propaganda cada vez es más despreciada: los periodistas han hundido su posición referencial, al punto de que ya en España el tercer canal más visto es Youtube. Periodistas que ignoran el latín y el griego, que ibas a esperar; pero mantengo dos fidelidades que más que validar a la prensa, revelan que a veces en todo erial se cuela la excelencia: Velázquez Gaztelu, que es un verdadero sabio, y recientemente adquirido Alejandro Alcalde; ambos los escucho en podcast, ya es insoportable el aguantar cualquier medio de comunicación.
Me certifica Alcalde en mi estupefacción acerca de la gente que vota, vive y andan por ahí dictaminando: la intuición mía al verse refrendada me ratifica, y no sólo por un lado: define Alcalde a la generación advinente como
Superseguros y superpositivos respecto a todas las cosas, pero cuando la oscuridad entra en sus vidas se quedan paralizados. No saben enfrentar situaciones difíciles, no actúan, se mueren al no saber enfrentar el reverso tenebroso de la vida.”
Cita (o fundamenta el argumento) la víspera del infinito a Easton Ellis; jóvenes, caprichosos, formados sin valor, hipersensibles: tal los define.
Claro, Easton Ellis nos define a los de su edad como pesimistas e irónicos.
No quieren relacionarse con personas que no piensen como ellos, no aceptan las críticas: lo que escriben, es una mierda; todo contenido que produzcan en internet, inane; y la realidad certifica a Alcalde citando a Easton Ellis; andaba yo en estas disquisiciones cuando Luri en un momento desmonta toda la parafernalia de lo positivo, asertivo, con bifidus activo: aunque pensado, había que redactarlo, y yo me hubiera liado algo más: la superchería puesta al  descubierto genera odio, no claridad en las mentes; y la pseudociencia es demasiado cómoda como para abandonarla y ponerse a estudiar. Rotundo, Luri, marmola cátedra.
Continua la gira de los griegos en la campaña de propaganda, ya sabemos cual es el recambio que el sistema ha decidido para sí mismo; sólo tres en mi panorama vemos la superchería de absolutamente todo alrededor, y no creo que coincidamos en nada Alcalde, Luri y yo, más allá de ser los pesimistas de Easton Ellis; y cuando se certifica que el conocimiento es un camino de soledad, el estudio nunca acaba, y la certeza tan sólo es la de la propia muerte, encuentras que el páramo de la realidad de tan apestoso, aberra.
El sistema ha hecho la presentación en sociedad de su nuevo recambio; en su muerte, el sistema no es consciente de que ya no es más que una sesentona que quiere ir de quinceañera a los bailes y de patética, da risa: el sistema ha muerto; liberémonos de todo miedo, y con humildad salgamos adelante.
Porque no hay otro modo.

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