viernes, 13 de abril de 2012

La celada

Contando sólo con 300 hombres El Cid tiende una celada y se apodera de Castejón. Iba azuzado por la necesidad: la indignidad del Rey y la maledicencia le habían valido el destierro; el sentido del honor lo mantiene, aun a base de engaños a aprovechados y con celadas; aun así le cuesta la vida recuperar su honor: la maledicencia es muy poderosa pero al final era para los reyes signo de nobleza la relación con El Cid y no al revés: le dejaron sin familia y sólo, y así sacó adelante su gesta, lejos de la familia: la nobleza que adquirió ya la querían tener los reyes y nobles, el precio lo pagó el Cid: aun así, en momentos de gran zozobra se sometió a la ley aun sabiéndola aviesa y fallida. Pasaron los pérfidos a la historia como tales, y recuperó a sus hijas, y su honor antes de morir.

Es fácil contarlo, difícil debió ser para él vivirlo, pero mantuvo su honor en los términos debidos omitiendo pequeñeces y nimiedades; la maledicencia es muy poderosa.

El héroe siempre lo es a costa de su propia vida.

1 comentario:

Luis Amézaga dijo...

La heroicidad es un título mal pagado en cualquier época.