Mitología

Hay un efecto de retroactividad en todo este marasmo de año mil que está sucediendo. La elevación de la tierra a objeto sagrado (que no otra cosa es el ecologismo, la globalgorización y demás desastres soñados) ha hecho un curioso bucle: con un hilo, los guionistas de Hollywood empezaron a elaborar cine de catástrofes más o menos bien argumentadas; el hilo está en los setenta, el LSD y Microsoft. Nada fuerte ha de ser la hermenéutica para encontrar detrás el cine de Disney con sus selvas impolutas y sus malos y buenos.
Y lo que está empezando a haber es una mezcolanza entre las mitologías más o menos fundamentadas (El señor de los anillos) y más o menos inventadas (La Celta) de manera tal que la gente empieza a ver la naturaleza como lugar sacro, y empieza la adoración a los arboles, de manera aparentemente científica, pero con una carga simbólica y mágica enorme.

Con el nombre de ciencia “está demostrado científicamente” se argumenta poco y mal, acerca de cualquier tema, cargando todo de adjetivos y haciendo relatos sin acabar, para poder demostrar lo que de principio se quería demostrar.
Así se está entrando en una nueva era mágica, en la que la superstición el miedo y la bajeza se están adueñando de todo: tendrá que venir Arturo a sacar la espada de la piedra: los jeddi ya vamos sobresaturados de trabajo.