La actitud de públicamente dar una imagen o una palabrería y luego hacer lo que te da la gana, es la máxima expresión de la soberbia, pero en esta sociedad funciona. Funciona, porque lo que ocurre es que los miembros de la administración de justicia actúan desde el poder, y desde ahí se atreven a juzgar vidas y haciendas y amonestar a propios y extraños. No pasa nada si meten a inocentes en la cárcel, o maldades aun peores, es que tenían mucho Stress.
Si en vez de actuar desde el poder fueran conscientes de que detentan el poder del estado (detentan, no tienen) y eso no es un privilegio sino una obligación, y dura, quizá este país fuera algo más lucido.
Vale esto a todos los niveles de funcionarios de España. Lo más lamentable obviamente se dará siempre más arriba esté en la escala jerárquica.
Es una actitud de soberbia. La soberbia es producto de la ignorancia: el mundo existe en la medida que yo lo defina, y exactamente como yo lo defina, y en los términos en que yo lo defina, las cosas son a partir de que yo las descubro y en la definición que yo les doy.
De este modo los jueces se permiten reprehender a personas, como si ellos tuvieran gran autoridad moral, o los políticos hablan de “la sociedad me ha pedido” o “es la voluntad del pueblo”
Nadie admite sus propios errores, a todos nos cuesta, y es un proceso íntimo de maduración que no todo el mundo accede. La humildad es la virtud que demuestra que se conoce su existencia: se conoce, pero no siempre se erradica; se intuye, pero no se sabe.
Asistimos a una pelea de dos bandas por el acceso al poder e imponer su verdad, “porque el pueblo no está preparado” o alguna justificación así, una pelea que está diezmando a la población, creando confusión, nervios, crispación y maldad por todas partes; como una maldición.
España actúa con humildad: dan por supuesto que los otros saben lo que hacen, y a ellos les otorgan el poder; los otros, no: detentan el poder, pero no lo tienen; y desde luego no busquéis la humildad pero es que ni disimulada en todo ese conglomerado de vividores.
Cuando pierdan en las urnas, me da igual quien pierda, será que “el pueblo no está maduro” o “no han entendido el mensaje” con el subliminal de “con lo maravilloso que soy yo, pero no se dan cuenta”.
Jamás reconocerán su error.
Si en vez de actuar desde el poder fueran conscientes de que detentan el poder del estado (detentan, no tienen) y eso no es un privilegio sino una obligación, y dura, quizá este país fuera algo más lucido.
Vale esto a todos los niveles de funcionarios de España. Lo más lamentable obviamente se dará siempre más arriba esté en la escala jerárquica.
Es una actitud de soberbia. La soberbia es producto de la ignorancia: el mundo existe en la medida que yo lo defina, y exactamente como yo lo defina, y en los términos en que yo lo defina, las cosas son a partir de que yo las descubro y en la definición que yo les doy.
De este modo los jueces se permiten reprehender a personas, como si ellos tuvieran gran autoridad moral, o los políticos hablan de “la sociedad me ha pedido” o “es la voluntad del pueblo”
Nadie admite sus propios errores, a todos nos cuesta, y es un proceso íntimo de maduración que no todo el mundo accede. La humildad es la virtud que demuestra que se conoce su existencia: se conoce, pero no siempre se erradica; se intuye, pero no se sabe.
Asistimos a una pelea de dos bandas por el acceso al poder e imponer su verdad, “porque el pueblo no está preparado” o alguna justificación así, una pelea que está diezmando a la población, creando confusión, nervios, crispación y maldad por todas partes; como una maldición.
España actúa con humildad: dan por supuesto que los otros saben lo que hacen, y a ellos les otorgan el poder; los otros, no: detentan el poder, pero no lo tienen; y desde luego no busquéis la humildad pero es que ni disimulada en todo ese conglomerado de vividores.
Cuando pierdan en las urnas, me da igual quien pierda, será que “el pueblo no está maduro” o “no han entendido el mensaje” con el subliminal de “con lo maravilloso que soy yo, pero no se dan cuenta”.
Jamás reconocerán su error.
3 comentarios:
Totalmente de acuerdo con todo lo que dices. La humildad, es un valor que más de uno, debería aprender que significa, especialmente, cuándo en sus manos está el destino de las personas.
Nadie esté dispuesto a admitir sus errores, aún cuándo esto es un ejercicio sano que ayuda a evitar nuevos errores futuros, y ayuda a manetener la confianza que en algún momento se puso en la persona determinada.
Saludos
Detentar:Retener y ejercer ilegítimamente un cargo público.
Esta, como tantas palabras, ha sido aniquilada.
Eso creia yo, hasta tu comentario
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