viernes, 22 de junio de 2007

La ciudad aberrada.

Marinos de leyenda protagonizan Valencia: el duelo por la Copa América es espectacular; se ha visto por las tahonas a Corto Maltés: la policía busca a Uguin y la Seminova: algo andan tramando. Junto al canal por donde pasan los barcos, un ciego me ha entregado un papel negro: Blind Pew sigue por ahí, como siempre; los descendientes del motín de la Bounty van a dar la pelea bravamente; ningún barco ha sido diseñado por Gundar Harl, pero todo se andará.

Las mujeres se desbravan con el sol, y hacen lamentar su vida a los jóvenes incautos, que lloran sus amores en la misma medida que yo me río de ellas, aunque hay mujeres que duelen (hoy es la conmemoración fantástica de) y paseaba cabizbajo entre los barcos José Bastida aunque sabe muy bien donde está el Santo Cuerpo Iluminado.

Es la noche de san Juan es la conmemoración fantástica de la alegría de vivir: pasó el invierno y a veces las mujeres se peinan para que los hombres vuelvan.

Es Valencia y es la Copa América; es el puerto y es la fiesta es la alegría cosmopolita, es un borracho con un bombín y son irreverencias mil: es Jacques Brel deplorando sus amores más allá de los fondos de Amsterdam, Es la galaxia rendida al inmediato canicular: es el amor, es la vida, es Valencia (que c’est triste Valencia sin ti) es la regata y son las piernas extraordinarias, sol tiempo arena paisajes: distancia.

Es Verano, la alegría desborde.

Un tiempo para gozar; un tiempo para sufrir: disfrutemos la vida, nos ha sido dada.

1 comentario:

nomecentro dijo...

Voy avisado y no puedo llamarla traicionera, pero la orilla del mar es más peligrosa que el bikini incompleto de las tahitianas. El que no cree en las sirenas simplemente es poco observador.