Se trama la venta de repsol a los franceses (si, a los franceses) de manera que nada de la energía queda en España: eso si; nos hemos opuesto a cualquier avance y a cualquier posición. En treinta años todo ha ido a mal, cuando no a peor.
Los autonómicos actúan como virreyes: se ven como personajes ilustrados, y dilapidan dinero a espuertas; el gasto publico se dispara: cada autonomía, cada ayuntamiento está aumentando exponencialmente el número de funcionarios: en base al miedo quieren asegurarse que la gente esté callada ante tanto desmán.
Esto no es “sostenible” no podemos pagar tanto inútil ni tanta juerga, ni además tenemos porqué. Y si están cambiando la constitución del estado por la vía de hechos consumados, no pararán a la gente que se echará a la calle, y no con cirios en procesión.
Eso si: todos en su medida contribuyen al espectáculo para aparentar una “normalidad democrática” que no es más que una apañifa.
Pepiño el de los palotes ha hecho lo que se esperaba de él: ha demostrado lo que son todos los políticos. Con la frase de “ha huido” referida a la Aguirre, ha demostrado que tipo de gentuza son: traducido al humano: ligan por lo feos que son los demás, no por lo guapos que son ellos: a buscar defectos ajenos que no se nos vean los nuestros; y van todos en el mismo barco y son todos igual de feos: no nos dejemos ligar por esa patulea; echémoslos a éstos, que más vale solteros que con cardos así.
3 comentarios:
La gente saldrá a la calle, sí, pero con las manos en los bolsillos. Es una sociedad que permite y envidia en privado a los del Rivero, joputas de baba que acogiéndose a buena sombra prosperan dejando ruina a su paso.
Lo de los virreyes autómicos es de patíbulo revolucionario, otro 1789 y cuanto menos zafio quede más gana la humanidad. Son tan toscos y ladrones que no les importa el método, en principio medianamente fino, ahora soez y rastrero como el concepto que tienen de nosotros sus votantes. Aspiran a visitar ciudades con hoteles 5 estrellas superior, algo menos ya les cabrea, a ser posible lejos para poder cobrar dietas pingües, la VISA platino sin freno y sin recato, que ya lo dice el refrán, " no pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió". Son misérrimamente despreciables.
Las ubres del estado se multiplican (casualmente, en una sociedad "vaginista" como le gusta decir a Ignacio).
En esta administración del dispendio, no somos conscientes de que el erario público sea público. A juzgar por la facilidad con la que disculpamos el latrocinio parece que lo público lo tengamos por "res nullius".
Pero pensándolo bien ¿por qué íbamos a sentir como propios los bienes si tenemos por ajeno un magnífico legado de historia, cultura y tradiciones?
Publicar un comentario