Un hombre un voto: por aplastante realidad la obra es dirigida por el obrero más elegido.
Se empieza poco a poco y al final se cambian planos, estructuras, configuraciones, detalles estética y cualquier cosa hecha por el equipo anterior por el mero hecho de haber sido hecha antes de la democracia.
Como la democracia es guai y es el mejor sistema, no se puede cambiar a otro porque la mayoría decide que la democracia es lo mejor.
No hay alternativa; de ese modo todo se conforma por democracia. La enseñanza se democratiza, de manera que las cátedras lo son de albañilismo, albañilismo avanzado, y argamasa. La medida democrática de la educación cierra todo con el peonaje como medida de todas las cosas: cualquiera que proponga otra, es apartado de todo. Menos de pagar la obra, que no avanza pero cada día es más cara.
Así la ingeniería y la arquitectura son re-pensadas prospectadas y actualizadas: se Supera la fase anterior, de manera que el alto albañilismo es lo más que se puede ascender socialmente.
Lo más elevado en los estudios es todo aquello relacionado con el ladrillo, la dimensión del agujero del ladrillo, la compactación del hormigón y el uso de la paleta. Cada vez más catedráticos de educación para la albañilería.
Entonces, el arquitecto se elige democráticamente por temporada, así como el ingeniero, y los aparejadores: como nadie es más que nadie, la obra no hay manera de que avance, y cada vez es un empaste más feo, pero es democrático.
Cójase el razonamiento y alárguese hasta donde os de la gana o vuestra capacidad intelectual: es imposible que la obra jamás sea acabada, presentable o agradable a la vista. Nunca se supera el albañilismo, es un círculo cerrado en sí mismo, que se autojustifica porque la mayoría es democrática.
Y ale, ya podéis también empezar a llamarme facha.
7 comentarios:
Facha, no; exacto.
Guillermo
Hombre, Ignacio, pero lo que tú nos presentas no es democracia es demoidiocia
Es lo que hay; asumelo.
Por cierto muy buena tu rentreé; estaba pensando en copiártela
¿¿¿¿facha?????
cirujano-jefe del servicio de cardiología, especialidad operaciones a corazón abierto, diría yo...
n a c o
padawardeunaestrella
Es muy difícil que un enfermo pueda curarse a sí mismo. Es necesario una intervención exterior o fuerza mayor. Por eso no confío en la sociología.
Falacia por analogía. Práticamente todo lo que he leído en este blog me parece muy inteligente, incisivo y bien escrito, por lo que esta entrada me deja un poco perplejo.
Tu argumentación implícita sería impecable si una obra fuera análoga a un país. No lo es. Del mismo modo podría decirse que un padre 'no especializado' debería dejar la educación integral de sus hijos en manos de un pedagogo, que ha estudiado para eso.
Para seguir con tu parábola: el arquitecto decide cómo hacer la obra pero, imagino, no decide HACER la obra. Algún otro lo ha hecho, y le paga por hacerla. Ese, en nuestro caso, es el pueblo.
La democracia no es aconsejable porque el pueblo 'tenga razón', sino porque es mayorcito y vive aquí en igualdad de derechos, y quiere decidir cómo arreglar la convivencia común. De igual modo puedes pensar que tus vecinos han decorado espantosamente su casa pero, ay, es SU casa.
Su casa ¿y la mia?
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