viernes, 3 de agosto de 2007

Bajo la complaciente sonrisa de Jerjes

Madrid es una ciudad compuesta de edificios oficiales. Desde la canonización progre de los barraganeos de la Calvo ya es también oficial que es ciudad de orificios oficiales. En ambos casos se entra a cambio de dinero. Sea un sueldo, sea lo que sea.
El único problema que transluce la casta politicastra española es la de cómo y con quien llenamos lo oficial; cuantas cosas oficiales creamos nuevas para integrar a los nuestros (los de toda la vida) y nada más, nunca nada más, la creatividad, la riqueza o la génesis de mecanismos para que el estado sirva a los ciudadanos es algo impensable.
Ahora que comienza agosto varias cosas saltan a la vista, para vergüenza de la realidad. El pp está preparando su campaña electoral. Los presupuestos claros sobre los que se prepara esa campaña son que se pierden las elecciones, y en el mejor de los casos, muy mejor y muy hipotético, tendrían que pactar con ciu y pnv para poder gobernar. Es altamente vergonzoso, pero hinchan pecho y salen en la tv inflados de sí mismos.
Eso sí, lo de dimitir y que vengan otros, ni locos. Si yo fuera votante del pp estaría muy preocupado por la estafa que el pp está tramando contra ellos; contra la gente que ha aguantado viento y marea para sentirse traicionados por semejante caterva de progres bajo el paraguas del centrismo derechista, que guais que somos todos, nosotros los de toda la vida.
A la gente del pp los están traicionando. Rajoy es una solución de transición para que entre el Gay Ardón y además nadie ahí quiere ganar las elecciones como Dios manda: arrasando.
La prueba en Valencia. En Valencia no ganó las elecciones el pp. Ganó Rita. Esto es incontestable. Y demos gracias a Dios los valencianos. Pero el pp y todo su famoso “aparato” hizo todo lo posible por no ganar, por minimizar la victoria, dar oxígeno al enemigo y que la cosa quedara como siempre. Un mínimo esfuerzo de campaña electoral habría destrozado al psoe en Valencia; pero nadie hizo ese esfuerzo: que todo continúe como estaba: habrá que ver a quien beneficia. A la gente, no.
Que el pp a nivel Español esté ya planteando y planificando con vistas a pactar con ciu y pnv significa lo mismo: en un momento en que con el mínimo esfuerzo podrían arrasar y barrer al enemigo con una paliza de antología, siguen enrocados en su juego de equilibrio forzado: claro, todos son centristas.

¿Cuál es el juego, a quien beneficia?

Alguien debería explicar porqué el pp no quiere ganar las elecciones. De donde el miedo. Alguien debería decir a la gente del pp que si ganan seguirán con el proceso de rendición y dhimmitud de zp. Que seguirán con la asignatura de mariconación para la tiranía. Que no echarán nada atrás de lo que estos han reventado, y avanzarán en la alianza de civilizaciones.

Lo que ya no hay que explicar a nadie es que el pp ha fracasado; Rajoy ha fracasado y Aznar huyó hacia delante de la debacle.
No hay que explicar que la gente del pp que fue a Madrid a manifestarse este invierno han sido manipulados y traicionados. No hay que decirles que votar al pp ya es lo mismo que votar a zp.
Han traicionado a los que les votan. Lo van a pagar caro. Esperemos que muy caro. Y personalmente, les deseo lo peor. Son traidores.




Peregrino 004

2 comentarios:

Dick Turpin dijo...

la estrategia del PP es pésima y muchos de los que rodean al jefe Rajoy, lamentables (además todos convencidos de que si hay batacazo en las próximas generales el que se llevará la patada en las nalgas será rajoy y ellos aguantarán en su silla adulando al nuevo jefe, sea quién sea; si hay victoria todos felices y a salir en la foto).

Jugando a no perder, confiando en Zp haga con sus errores lo que ellos no saben o no quieren.

Ese es el triste panorama de una política alicaida y piernicorta.

Con todo esto uno se pregunta ¿para qué sirvenlso congresos de los partidos políticos españoles? ¿para debatir ideas y propuestas? No se conoce tal; ¿para la mercadotecnia y la propaganda del tipo "todos somos una piña"? Parece que si

Anónimo dijo...

Atrapado por el polvo del camino.

Olimpia