jueves, 9 de agosto de 2007

La comprensión y el enfermo mental.

Muy ufanos todos los catalanes en demostrar que, a pesar de todo no son el tercer mundo.
Cuando tanto intentan convencer a los demás, es porque necesitan convencerse a ellos mismos: la educación recibida y la adecuada domesticación por parte de los medios de adoctrinamiento social les hace percibir que su mundo tal como lo conciben se derrumba. No buscarán el error en su errónea percepción del mundo, ni en encontrarlo o asumirlo: el error siempre es de fuera.
El gran acierto para ellos fue Jorge Pujuelo: creó una ficción de catalanidad más cercana a la tierra media del Señor de los anillos que al mundo real, pero todos han quedado convencidos de que Dios hizo el mundo para que pudiera admirar a Barcelombia y claro, a ellos en su misma mismidad (mirad que bueno y humilde soy, que siendo maravilloso os trato como si fuerais como yo)
Lo cierto es que España es la popa de Europa y se está alejando mucho de ser el orgullo del tercer mundo. Madrid es una megalópolis en la que en vez de bidonvilles hay similares; con una casta de arrimados al poder muy forrados y la gente no puede ni pagar su casa. El resto de España, como sabe cualquiera que oiga la radio o vea tv, no existe. Se encuentran encantados de ellos mismos, y si no sucede a su alrededor no sucede.
Barcelombia no tiene peligro de empobrecerse: YA es una ciudad del tercer mundo con sus reyezuelos y mangantes de comic de Tintín. Madrid no tiene de que enorgullecerse: mientras la gente no tiene para pagar la hipoteca, su alcalde subvenciona orgías multitudinarias, lo cual le catapulta a ser líder de la Derecha Nacional.
En las próximas elecciones, veremos a un líder carismático, tipo Venezuela, y acabaremos peor que ellos. Pero eso sí, seguiremos llamándolo democracia, libertad y todas esas palabrerías que la domesticación ha insertado tan bien en la gentezuela, pueblo, populacho, infraseres y demás considerados por los políticos.
A los que se nos ocurra pensar lo contrario, nos meterán a reeducar en manicomios o cárceles.
Perdón: centros de reeducación psicológica mental y centros de rehabilitación para ciudadanía.

1 comentario:

canalsu dijo...

La gente no es así. Se vio con el referéndum y se ha visto con las protestas. Otra cosa es que los políticos sigan a su bola y que no sepamos, no podamos o pasemos que mandarlos a donde deberían estar evaluada su competencia y descubierta su cara de duralex, vendiendo discos por las calles y perseguidos por las "fuersas der orden público".