Caminando sobre el alambre:con la punta de los pies

Vives es un referencial: razón por la cual todos nos referimos a Erasmo. Conocemos todo de la ilustración, sobre todo el concepto tan elevado que tenían de sí mismos; y hay unas coincidencias que no lo son. Mucho habla la progrez de los curas: que si tenían todo el poder, que si no se que.Era una sociedad en la cual para ser alguien, tener derecho a privilegios, una canonjía, un pasar, o un diezmo, había que ser cura. Así de simple: estudiaban la teología con la tendencia predeterminada conforme al bando que iban a tomar y solo con ese criterio, y luego pues las cosas “van pasando” lo único que está claro es que una vez alcanzado el grado,de una manera u otra aspiraban al poder. Independientemente de todo.

En todo caso, el canónigo Herman y algunos evidentes miembros de esa época tenían valor. Los demás solo engolamiento. E ignorancia.

Mal hablan todos con condescendencia de épocas pasadas.Todo eran curas.

En este momento cualquier cosa se dirime en tribunales: la ultima palabra la tiene un juez y si no la repugnante socialdemocracia no tiene argumentos: es decir; cualquier cosa, por ejemplo, la pelea que se han montado contra la iglesia católica Dawkins y de más vividores del presupuesto y las becas, cualquier día la vemos en la audiencia nacional con el juez gordito o el otro maricón dictaminando que Dios no existe, o que si existe, y además creyéndose que han establecido un hito en la historia y tan orondos, como la mayoría de los curas: desde que yo no tengo cura aun he de conocer alguno que sea mínimamente presentable.

Es el fragor de la repugnante socialdemocracia, en su tibieza: dirímase en los juzgados, en consensos o con reuniones y “comisiones de investigación” lo que queremos aparentar que se dirime cuando todo está pactado:y aquí, todos aguantando. La reunión de Londres tiene una rumor que fluye por todas partes como epifonema: esto hay que aguantarlo a ser posible lo máximo posible, que nadie nos apee de nuestra estructura tan beneficiosa para nuestra propia infamia: del más alto al mas bajo es eso lo que se trasluce en toda declaración.

No es una crisis del momento:el sistema entero se ha ido a la mierda, por todas partes, ha alcanzado su máxima entropía, ha demostrado su ineptitud  el capitalismo financiero revienta cuanto más quieren que sobreviva: a tal grado de ineptitud han llegado los gobernantes, los que os creéis que habéis elegido. Mientras siga la rueda sigue el saqueo.Todos y a todo nivel. La ceremonia de la confusión elegida y alentada por todas partes, en todas partes, y aquí no pasa nada, la gente, anestesiada en su concepto vital de esclavos que salen los viernes que es cuando el amo deja a los esclavos salir a tomar algo y disiparse: y punto, aunque lo disfracen de horario pactado y argumenten con términos en los cuales se degrada a las personas a la condición de productores. Y parece que les gusta; su condición personal está negada, pero lo asumen y nadie deja de acudir a su cita con la inicuidad.

Todo se dirime como judicialización o legalismos; del mismo modo que antes los curas, ahora los judicialistas son los que instalan la confusión y la promueven, la gente mientras tanto paga: para eso está la progrez para mantener la corrección política y condenar a la inquisición social a cualquiera que no cumpla los mínimos de la progrez. Y eso sí: hablaremos mal del pasado, de lo que sea menos del presente aberrante con la gente desatada de los nervios…pero proyectándolo hacia donde les dicen. Obedientemente los borregos caminan con deseo al matadero, agolpándose por llegar los primeros.

El sistema ha muerto, hay que enterrarlo: los anarquistas nos regocijamos, el capital financiero ha caído por sí mismo, y el estado lo han destrozado los que cobran de eél: ahora veremos las algaradas y algarabías promovidas por los mismos sátrapas y aspirantes: no me asombraré, veremos desfilar cadáveres pero con justificación por todas partes. Una vez preso siempre encontraremos los motivos para condenarlo, dijo Mao.

Llegamos con Kropotkin a la bomba letal: muere el capital y el estado y yo, me alegro, aunque los orondos estén estupefactos.