lunes, 8 de enero de 2007

Liturgia

Pompa y protocolo, circunstancia y apariencia, cosmética: y detrás nada. Cegados por un mundo en el que la apariencia ha resultado ser predominante se ha obviado que es un mecanismo de presentación de algo, quedando sólo la presentación y el envase. De dar igual el contenido ha pasado la cosa a no tener contenido.

Los mecanismos de transmisión de cultura, la información, ha dado en ser tan sólo apariencia.

Si bien el protocolo puede ser necesario (soy demasiado friki para asumirlo) e incluso ciertas consideraciones cotidianas por rango o poder, no deja de ser un protocolo: una serie de normas establecidas para que las relaciones sean adecuadas a su fin, encastradas en su entorno, y sobre todo, productivas.

De una absoluta carencia de educacion (¿recordais cuando todo era compañero, y sin protocolo ninguno, el comienzo del felipismo?) esos mismos personajes y personas han llevado lo de las relaciones interpersonales, y sobre todo en la administración, o en el poder, a un rango liturgico totalmente impropio.

Al punto que se lo han creido: se han otorgado un papel en una imaginaria película, y actuan conforme a tal condición.

 

La liturgia es necesaria. En la misa mas cutre, tan importante como el memento es la liturgia; y nadie en su juicio falta al respeto; porque todos los actores saben que hacen ahí y porque; el cura, o celebrante, sabe perfectamente su papel, sabe que no es él el centro de atención ni la estrella, sino un elemento más en esa liturgia en la cual el realmente, solo es un instrumento.

Por eso la misa tiene el poder que tiene.

Nadie se apropia de un papel , realmente: simplemente, son instrumentales en servicio de una causa mayor.

En el caso de los políticos y otras fuerzas de la compostura y la corrección, asumen el papel del César, del receptor de las ofrendas, de los rezos, convencidos de que se les reza a ellos; convencidos de su misma mismidad.

Y mientras todos estos no asuman que sólo son elementos circunstanciales, necesarios pero no imprescindibles para la consecución de un bien mayor, Que no es a ellos a los que se les rinde respeto, sino al papel, al estado, a la supraorganización de los hombres y lo asuman con humildad y entrega, la misma con la que todos pagamos a hacienda, y que ellos son tan deudores nuestros o mas que nosotros del estado, mientras esto no se asuma, seguiremos con problemas.

Y los que tenemos no son pequeños.

Son dos concepciones de la vida "publica" o simplemente de la vida: que puedo hacer yo por el bien de todos, y la otra: que pueden hacer todos por mi bien.

Ahora, categorizarme en que lado está nuestra clase sacerdotal política.

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