jueves, 31 de agosto de 2006

Una vida vertical

Y tanto hablar, han acabado validando a Franco.

Ahora es el momento en el cual cualquier sensatez concluirá que no solo fue un hombre de su tiempo, sino que dejó a España en el punto que a él le dio la gana.

Cuando acaba la guerra Española (una guerra infame en un país tercermundista, cuando leo cosas hoy dia parece que todos hablan de algo como Irak) Franco configura una forma de estado bastante reducida pero eficaz; los gobiernos de los lópeces modernizan la cosa- no sé si hasta el punto de que la situación de España lo permitía, o hasta el punto que la situación mundial lo permitía- y luego prepara su cambio. No sólo puso el recambio adecuado, sino toda la estructura adecuada.

De manera tal que en España hoy tenemos una serie desarrollada con eficacia de la democracia orgánica: si, han cambiado algunos nombres, pero todo sigue igual. Y en vez de un sindicato vertical hay varios, claro pero no dejan de ser verticales.

Como los partidos, todo vertical.

Claro, se ha dado apariencia de estructura anular: en vez de una villa y corte, se ha ido generando una estructura en anillo de villas y cortes secuenciales por toda la geografía española, creando además la ilusión de ser cortes austrohúngaras: se llenó el país de Sissis malogradas y princesas de cuento que se cuentan a sí mismas, y el régimen las jalea.

Y claro , la prensa: como Jiménez Losantos habla de los liberales muchos creen serlo o incluso hacen manifiesta declaración de ello. Ayn Rand o el que sea. Justifican epistemológicamente toda verborragia más o menos declarada.

Los liberales en España fueron los que acogotaron a Franco. Tras la guerra, Dionisio Ridruejo, y demás falangistas sí evolucionan a posiciones liberales, y es el propio Franco el que se encarga de machacarlos y amargarles la vida; nunca temió Franco a éstos niños mimados que igual que ahora son antifranquistas, en aquella época eran antiocomunistas, y si vuelven los nazis (si es que no son ellos) serán antijudios.

El liberalismo en España es hijo del anarquismo, de Kropotkin y Marañón, sobre todo de Marañón.

Claro que Jiménez Losantos podría ser liberal, y lo que quiera: su estatus conseguido en el aparato del estado, sea por el medio que haya sido, si le permite modificar y actuar en el, y me alegro: a mi me cae bien, este o no de acuerdo con el.

Pero es que este estado permite todo a los que son de la casta: la casta abarca no sólo a los políticos, sino también a los amiguetes (todos los regímenes tienen amiguetes, hay amiguetes de todos los regímenes) son como las putas. Inherentes a la especie, a lo visto.

La casta la componen políticos: cuya opción no es ser más o menos acordes con su concepto, sino trepar más o menos hasta un punto de idoneidad en el estatus; periodistas: forman parte del poder, y no dejan perder opciones, y los grandes burócratas que por esa vía acceden al sanedrín: Garzón y gente así, grandes burócratas sin mayor enjundia intelectual ni política.

Es un estado socialdemócrata: como demuestra la historia, un estado que da de sí grandes hombres: Hitler…..


En un hipotético estado liberal, si alguien tuviera un sindicato se lo pagaría el, igual que el partido; además elegiría a sus representantes dentro del partido, y éstos perderían el culo por satisfacer a sus gobernados; en ésta democracia orgánica vertical, al único que hay que satisfacer es a uno mismo y al que detenta algo más de poder que yo, hasta el momento que lo desbanque.


Es una gran ficción la que muestran a la gente, un teatro de entretenimiento nada lejano al que denunciaron Cervantes, Quevedo Calderón y Góngora.


Si seguid votando, lo que sea, así la ficción se mantiene.




1 comentario:

frid dijo...

De los liberales se puede decir todo menos que sean "una organización", es un modo de pensar "práctico" que funciona dentro de un mundo generalmente sano. Por eso, cuando el mundo pierde valores, curiosamente, aparecen dictadores de ambos signos. Los unos van a la cara; los otros con tapujos "democráticos". Si lo que desean los socialistas no es otra cosa que ¡el franquismo sin Franco!
Y lo que deseamos los liberales es ¡la democracia sin mentirosos!