domingo, 13 de agosto de 2006

LSD

El gran engaño se hizo ley. Todos los progres y demás jaleantes hablan de los “60” cuando nadie ahí hizo nada; la actividad fue en los setenta; Gates empezó a desarrollar ms dos, la música empezó a ser algo más que el desastre verbenero, aunque los Beatles se empeñaran en ser números uno de todas las verbenas, salió la psicodelia, que no es mas que el frikismo en su paleo época, y salió toda la estética actual, y toda la ética.
Con Gaseosa de ácido eléctrico es posible hacerse una idea, pero la máxima expresión somos nosotros; la máxima fijación a la realidad es ahora, despojado el avance de lujos innecesarios por la pátina del tiempo.
Asombra a Eduardo que sea una realidad inventada y hecha a costuras la que vivimos. Es el triunfo funky de los setenta, de mi época, y de nadie más.
Es un repugnante viaje de LSD, mal viaje, mal ácido, y mal subidón.
Pero en algo han triunfado: todo el mundo se cree su realidad inventada, su propia página de código para insertarse en la realidad, como un html mal compilado, de tal manera se configura como universal y absoluta cualquier concepción pequeña y a ser posible arrastrada de la realidad. En vez de utilizar nuestra cultura para asumir nuestra ignorancia, la asquerosa socialdemocracia empequeñeció la educación de las personas, y por tanto se capacidad de acceso a la cultura, con lo cual elaboraron un constructo vital deplorable, pero que funciona .
Lamentable.
Y funciona demasiado sabiamente: cualquiera en éste momento cree que la vida es lo que ve, no lo que hay, cualquiera se cuenta a sí mismo una visión y la da por válida; cualquiera impone su criterio.
La degradación de la cultura no ha sido un proceso Español. Ha sido de todo el occidente, de todo el mundo civilizado, del único mundo real.
El proceso del acceso a “lo lúdico” va generando el hecho de hacerlo todo “lúdico” para que la final sólo valga eso; al final lo que no sea así, lo contamos que parezca así y por tanto vamos deformando la realidad.
Todos lo percibimos. Por eso aumentan las enfermedades sociales. Es más fácil pensar que estás enfermo que pensar que la sociedad no es lo que cuenta nadie.
Nadie ve la mentira, sólo vamos intuyendo trazos, porque se ha asentado fuertemente.
La gente cree en una degradación de la naturaleza, que es mentira, la gente cree que vive en democracia, o incluso cree que la mujer está “liberada” incluso que hay pueblos “oprimidos”. Es solo una interpretación traumatizada de la realidad, pero al sistema le ha funcionado para perpetuarse.
Pero ya no queda más recursos: ese sistema se agota por sí mismo.
La búsqueda de una verdad no prefabricada, la visión real del momento en que vives, la percepción lúcida de todo se impone. Por una cuestión muy simple: nuestra clase política es la que mejor evidencia que el buenismo, la tibieza y el compadreo sólo son falacias compartidas. ¿alguien cree que las estupideces de Calvo o de Zaplana son solo de ellos? Son ampliamente compartidas, y justificadas ampliamente.
En USA, poco dados a la tibieza, también se les ha asentado, pero el sistema ha generado su propia vacuna: la estructura de la educación se asienta en privado, con lo cual se reforma y actualiza con rapidez; el sistema económico no pemite que la tibieza sea una ley.
Y así va España. Un subidón de LSD que dura ya treinta años. Como no hay dos dedos de frente, hacemos intelectuales a los del régimen y bajamos el nivel de la educación y de la enseñanza: así, a nadie extraña Que la tal Carmen Calvo sea profesora de universidad. Y cuando alguien tiene un titulo se considera culto.
El proceso de comunicación “social” al final no es mas que las versiones de la fea tras la verbena: todo era muy malo, porque ella no ligó: la Narbona , ministra.
La estreñida mental cursi y lela, quiere imponer la verdad a todo el mundo: sea el feminismo, sea el vegetarianismo, sea lo que sea, la cursi lela que jamás llegó a miss nada y cargada de envidias y prejuicios, ministra: no sólo eso: se postula para dirigir la OMS después de haber arruinado el sistema nacional de salud, la de sanidad.
Ejemplos, sobran: el imbécil que nunca destacó en nada por más que lo intentó, se hizo progre porque no le quedo más remedio e incardinó su incompetencia en el supremo bien “del partido” y ahí aguantamos a Blanco; el nuevo rico ensoberbecido de su propia estupidez, va de dar lecciones de talante, ahí está Zaplana; el niño bien ojito de su mamá, como total inepto, lo hicieron estudiar y ser socialmente aceptable hasta el infinito cursi: pero en vez de acabar de encargado de algo, o de portero relamido, lo tenemos de presidente del gobierno. Porque saben que socialmente es lo importante el parecer en cada momento, y así va España.
Porque España ha declarado la guerra no sólo a si misma, ni a la cordura, también a la congruencia, a la sensatez, y a la honestidad.
Se quema Galicia: una vez nos queremos creer la mentira que hemos inventado de que “ha sido el pp” nos inventamos unos pirómanos paranoicos y enviamos a la brigada paracaidista contra los pirómanos del pp, que viven en nuestra ficción.
Pero a las Vascongadas no enviamos a la legión, ahí sólo hay asesinos.
Hay esperanza: está muriendo este asqueroso y repugnante sistema social, se acabó el estado del bienestar, la tibieza, lo políticamente correcto y la memez como forma vital (que alguien me diga algo con carga ideológica dicho por algún político) y se acaba por su propio desarrollo: incapaz la burocracia de perpetuarse(para arreglar el problema nombramos un comité, hacemos funcionarios, etc ¿Quién paga?) llega el momento de un estado liberal, no por imposición sino por necesidad, claro y definido, y sin tibiezas de ningún tipo.
Mas tarde la realidad en adecuarse al futuro, mas sufriremos el proceso.

3 comentarios:

Mar dijo...

Me levanto y te aplaudo. Te ha salido redondo.

Anónimo dijo...

En realidad no tenemos ni idea de qué va a pasar. Ayer leí, en una página de apologética marxista algo similar, sólo que al revés: "el socialismo no es una utopía, sino una necesidad".

El "estatismo" está llegando tan lejos que hasta empieza a dominar e imperar en el espacio de lo lúdico: fiestas populares, "aerobic" subvencionado, etc.

El socialismo centralizado, prometeico, quizás está acabado. Pero ahora vivimos un socialismo local, medioambientalista, de presupuestos colectivos y de verbena de diez días (la "semana grande"). Creo que en esta época ya no nos dominará el dictador con barbas, omnipotente y prometeico: sino los pequeños mandarines, los "concejales de cultura", los munícipes por antonomasia.

Por supuesto, no somos anarquistas, el estado falta allí donde debía estar (véase Galicia). Están donde no tienen que estar y no aparecen donde se les necesita.

o s a k a dijo...

es verdad:

queda declarada

la guerra a la realidad


n a c o