Interfusión

Decide el gobierno ayudar a los bancos: en vez de un examen de conciencia o una autocrítica reconociendo su inepcia absoluta, redundan las becas, subvenciones, sueldos, privilegios y ayudas más o menos encubiertas a todo el entorno de algarabía: nos vamos a hartar de oír cosas antifascistas, memoria histórica, y demás memeces que no hacen al caso: nada saben hacer, pero saben destrozar y autojustificarse, y si a uno hay que juzgarle por lo que hace, y lo que deja de hacer, y lo que impide hacer, vale para el gobierno y la oposición; trabada en justificar su propia existencia y su estructura más que en defender a las personas: el sistema ha muerto, el cadáver huele demasiado, ya está bien de aguantar mirando para otro lado como los avestruces: el pueblo soviético tiró abajo el muro de Berlín, y ni aun así nos libramos de profetas de la nada que prometen paraísos a plazo fijo, siempre en un futuro que jamás llega, y un presente dorado para la satrapía, siempre emperrada en su propia perpetuación: ayuda a la banca, al capital financiero, mientras todo esté podrido ellos no notarán el olor jamás: todos huelen igual, digan lo que quieran, y en el entreacto veremos como excitan a la plebe a violentarse, tensionarse, crisparse, pegarse y lo que haga falta: todo por la pasta.

Y mientras tanto, la plebe se peleará por las migajas de la subvención.