miércoles, 20 de mayo de 2009

Está científicamente demostrado

Si f(x) es una función continua en el intervalo [a, b], y si, además, en los extremos del intervalo la función f(x) toma valores de signo opuesto (f(a) * f(b) < 0), entonces existe al menos un valor c Î (a, b) para el que se cumple: f(c) = 0.
Es decir: si una función es continua en un intervalo cerrado y acotado [a, b], y los valores en los extremos del intervalo tienen signos distintos, entonces podemos asegurar la existencia de al menos una raiz de la función en el intervalo abierto (a, b)

 

Bolzano fue un monje que se dedicó a las matemáticas. El teorema de Bolzano es una de las bases de la geometría, y desde Cantor ahora, nada le es ajeno; establece principios de álgebra y geometría impecables, y estudiaba teología.

Lo que dice el teorema de Bolzano, tan bien explicado y referenciado en el enlace, es lo siguiente:

-Un reloj estropeado, al menos dos veces al día acierta.

-Arrieros somos y ancha es Castilla, pero en el camino nos encontraremos (lo cual se constituye pues en certeza)

Lo que demuestra la ciencia en su más conspicuo rigor es que al principio es el verbo, y que el lenguaje nos constituye, aunque creamos que el inventar un nuevo lenguaje o fiarlo como una fe a las matemáticas dará un nuevo rigor, al principio es el verbo, nos constituye nuestro lenguaje y en el nos hemos de cubicar con afán de mejorarnos en el, y todo aquel que pretenda elaborar un nuevo lenguaje, crear un nuevo hombre, generar una nueva sociedad, o cambiar el modelo social, no es sino un pobre y degradado enfermo cerebral: la realidad se impone, aunque los relojes estropeados al menos dos veces al día dan bien la hora.

Y otro día os hablaré de los números transfinitos; también es divertido, también es lenguaje.

3 comentarios:

o s a k a dijo...

algunos basamos nuestra supervivencia en esta ley tan bien sintetizada

n a c o
viator

pcbcarp dijo...

La informacióm mediática y la estadística recreativa también se basan en el mismo sistema: cada uno mira el reloj estropeado a la hora que le interesa.

Pablo Otero dijo...

No es un enfermo mental, esa no es la expresión adecuada. Es torpe/malvado, pero no un enfermo, aunque actúe como un sociópata.