viernes, 8 de mayo de 2009

Cien años de vacuidad

Aquel día, frente al pelotón de amariconamientos, El renegado de Rajoy recordó el día en que su padre le llevó a ver el hielo: el hielo, como el fuego quema: sólo la tibieza deja indiferente o provoca el vómito nauseabundo. Por aquel entonces, la derecha en España había sido reducida a su mínima expresión por el impacto brutal de los instrumentos de propaganda de la tibieza: sólo el silencio y el aislamiento social esperaban a quien así se definía: los anarquistas mirábamos como los gitanos de Macondo: y escribíamos de tal modo que para todos resultaba sánscrito el lenguaje que en su pureza por el brillo deslumbraba: la extrema claridad, como la extrema oscuridad, te impiden ver. El hielo y la claridad, como el fuego, y la oscuridad, no admiten la bajeza de la vulgarización: son,o no son,como los embarazos, cosa que Rajoy no supo entender jamás. Como desharrapados de la historia los hombres de derecha eran denostados y ninguneados; como excrecencias de un tiempo feliz los anarquistas se hacían a un lado; la gente desnortada buscaba referenciales en donde fuera: jamás los encontraría en el pp: instalados en una inútil pasión de agradar, los profesionales del pp se habían instalado en un melindre de vicio,degradación moral y bajeza dejando estupefactos a todos y, hozando en su propio lodo, manchaban todo aquello que tocaban hasta su extinción por vómito nauseabundo: pues ni jamás habían visto el hielo, ni querían conocer la cercanía del fuego, y esas meretrices de la realidad determinaron que los que no estuvieran del lado de la infamia fueran condenados a vagar por la realidad: porque a los que no somos tibios quieren negarnos toda oportunidad sobre la tierra.

No hay comentarios: