miércoles, 11 de mayo de 2011

En lo real es fantástico.

Hasta cuando dicen que mienten, están mintiendo. Es complicada la condición humana, es recurrente la conciencia. Hay gente tan embebida en su leyenda personal y en el rol que se han asignado ellos a ellos mismos, que han interiorizado tanto al personaje que refulge en la oscuridad como un trabajador de Fukushima, envuelto en trajes de superhéroe de todo a cien con bragas de mercadillo, que hasta cuando reconocen una mentira, están mintiendo: es una actitud perseverante, a los ojos de los otros ridícula, pero evidente al ajeno con percepción aguzada (o sea, yo) y no es difícil de ver: no hablo sólo de políticos: el arraigo de la mentira es tal que todos las dan por ciertas, las certezas se han hincado en la moral constitucional por lo civil y en el sistema de enseñanza de tal modo que la mentira es ley, el engaño actitud y el insulto talante.

Es muy poderoso el reverso tenebroso.

2 comentarios:

Interruptor dijo...

Lo que dices es mentira... o no

Anónimo dijo...

Se enseña la lengua del Imperio.
Un abrazo.