lunes, 2 de mayo de 2011

La fuerza en la palabra

 

El hablar en progriz además de una cursilada da una estructura de la realidad distorsionada: el hecho de hablar en progriz acaba haciendo que se piense así, y no al revés; el método de exposición y redacción marxista acaba haciendo que la gente acabe pensando así: cuando plantean que salvan al mundo mediante una serie de silogismos inconsecuentes y falaces pero con una estructura verborrágica que parece que digan algo gordo, embobados de sí mismos, petimetres recrecidos en lo solemne, los degrada como personas uno a uno y en conjunto, pero el propio hecho les aleja de la percepción de la realidad; y lo que debería ser considerado una enfermedad mental o un retraso se valora como rotunda forma de socialización: el progriz que llaman políticamente correcto es la degradación de la persona de tal modo que no perciben la realidad: LLamarazas, gandul que vive de hacer creer a la gente que los esclavizan “por un futuro mejor” prometiéndoles el paraíso del socialismo idealizado mientras denuesta la fe católica, cuando lo apedreaba el “lumpenproletariado” daba lecciones de lo que hay que entender: coño, que las piedras te van a dar, idiota: ahora, denigrarán este escrito porque he llamado idiota a un imbécil, y eso no es progriz: ergo yo no valgo, porque no estoy en la paranoia colectiva de la corrección política, traje y corbata, sumisión al poderoso patada al débil, y “la sonrisa es positiva” y “hay que ser positivos” y “católicos por lo civil” de este execrable modo, hacen hablar a la gente como les interesa que hablen, actúen como les interesa que actúen, y de ese modo van venciendo, a la vista está: prohíben beber, prohíben fumar, y los que van de “iconoclastas” del sistema, ni fuman ni beben en público: eso si, todos se meten con el catolicismo. Sumisos al poder denuestan la autoridad porque la conciencia existe y actúa: la verdad hace daño, por eso la acallan a gritos de loca histérica neurasténica desatada.

El hablar y escribir mal (y alardean de ello) la sumisión a unas reglas sociales que destrozan el lengüaje y el idioma creyendo ver y hacer ver que es “consenso” lo que no es sino analfabetismo disfrazado de cursilería, y la imposición que han conseguido con ello ha despersonalizado a tal modo a la sociedad entera que nadie sabe ni lo que dice ni siquiera lo que piensa: porque al usar las mismas estructuras verbales como loros tontos, dicen las mismas memeces: nada es distinto todo es lo mismo, ergo da igual: creen que el no llamar las cosas por su nombre es insulto porque desconocen el significado de las palabras, y ante esa estupidez, no reaccionan buscando la excelencia, sino denostando el uso correcto del lengüaje: pueden aplaudir a asesinos como hacen con los sicarios, pero no puedes llamarlos asesinos, ni retrasados mentales a los que lo son, ni decir que alguien ha dicho una estupidez o que es imbécil: te degradan por lo civil a pecador, te denuestan en facebook y te hacen el vacío social porque la verdad está proscrita: el vaginismo victimista triunfa de ese modo mientras las mujeres son degradadas al infinito: por eso me llaman misógino, a mi me gustan las mujeres no esa hez andante.

Mientras la corrección política sea norma, nadie se implica en nada ni dice nada, de ese modo han implicado imbricado y mantenido el sistema, y el problema no ha generado más que una sucesión de problemas en racimo que al ser analizados desde la perspectiva ridícula de la cursilada, jamás podrán solucionar porque no pueden entenderlo; porque hay que implicarse en lo que dices y en lo que piensas, y apechugar con ello , para bien o para mal: mientras se mantenga esa tibieza como forma social y encima aplaudida, mal vais, y a peor, pero os creéis mejores, como LLamarazas siendo apedreado y haciendo el análisis”sientificado” en su soberbia creyendo que está “por encima” y es “superior” y por eso él analiza la realidad y determina lo que hay que entender de cada momento. Un retrasado, ensoberbecido y recrecido: el tonto del pueblo dando lecciones; y con poder.

Esa es la batalla y la guerra: mientras tanto, el enemigo se frota las manos: sabéis inglés, que guay, además no fumáis y no bebéis en pantalla, y decís chicos y chicas, que maravilloso: sois analfabetos cerebrales encantados de serlo instalados en el victimismo vaginista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días Ignacio,disfruté con lo de "Católico por lo civil" y la concluyente degradación por lo civil a pecador es sublime, casi huelo el humo de las hogueras de los autos de fe civil.Un abrazo.

Interruptor dijo...

Con lo de por eso me llaman misógino, a mi me gustan las mujeres no esa hez andante me has recordado a mi mujer. En una ocasión estaban hablando en el trabajo de no sé qué famosillo de tres al cuarto y muy “metrosesual” depilado hasta los huevos y lampiño, que si era muy guapo y no sé qué. Entonces a mi mujer se le ocurre decir: “es que a mí me gustan los hombres de verdad”. En ese momento, y como tantas otras veces, la excomulgaron por lo civil. La verdad es que se pasa la vida siendo excomulgada por lo civil, especialmente cuando habla del vaginismo, es lo que tiene no pertenecer al rebaño.