domingo, 1 de febrero de 2009

Una vergencia apalabrada

El lenguaje es la clave de todo; la comunicación es el conocimiento, la ignorancia además de apartarnos de cualquier verdad, nos hace susceptibles y esclavizados al conocimiento ajeno: el asombro por entender pequeñas parcelas de la realidad o de la estructura científica de ésta nos puede llevar a la soberbia, al haber asumido conceptos inexistentes para nosotros hasta un momento antes: no por ello estamos en posesión del conocimiento. La soberbia nos instalará en un puesto adecuado en nuestra leyenda personal, pero no nos conoceremos más ni mejor ni se busca ahí trascenderse a uno mismo: eso es la soberbia, y ahí se ha instalado la sociedad por todas partes: la clave siempre está en el lenguaje: la fuente es la transmisión.

La clave de todo el cambio está en la transmisión de la información y en el acceso al conocimiento. La realidad inmediata de la gente se impone a los mecanismos de transmisión de noticias y conocimiento: la gente ya no depende de una verdad oficial transmitida por el medio que sea, o de una verdad alternativa de cenáculos o organizaciones: la gente que quiere se informa en las fuentes directamente y ya la información no es sino la que cada cual quiere que sea: muy pocos entre la gente hace caso de informativos; los periódicos e informativos en papel o por tv ya no son sino rémoras del pasado en constante caída, empresas que irán a pique y nada se perderá, porque tan sólo son correas de transmisión de unos u otros intereses: por inercia sigue funcionando, y por la manipulación tan descarada siguen cayendo: no obstante la realidad demuestra que cada vez menos gente es manipulada, excepto aquellos que quieren serlo: aunque ha habido grandes esfuerzos en mantener a la gente en la ignorancia, con la debacle del sistema educativo, convertido en un sistema de domesticación precisa y bestial y alejado de toda concepción de la persona y su crecimiento personal.

Todos los sistemas de comunicación y transmisión de información y conocimientos establecidos socialmente en la historia se han ido al traste; los sistemas de relación social y personal han cambiado y siguen cambiando; los mecanismos de reproducción de la información y transmisión del conocimiento ya no son los anticuados sistemas de conocimiento establecidos en la Ilustración; la gente va entrando a una realidad nueva que per se ya es antigüa y los mecanismos todos están revisando su situación y estupefactos ante la imposibilidad de establecer ningún tipo de mecanismo de control social: la red ya se ha insertado en la sociedad, y las relaciones sociales se establecen de otro modo y sin distancia que las condicione: la presencia cada vez es menos necesaria donde no lo es, y las relaciones persona a persona son mucho más fáciles y a la vez mas capaces de generar confusión y engaño: también da mas claves de veracidad, las redes sociales crecen y se amplían, a pesar de quien las quiera negar por decreto; la transmisión de información fluye libre y quien no sabe algo que yo se es porque no ha querido saberlo: a nadie se le impone restricciones aunque se intente (ya se que los países comunistas no pueden: tienen restricciones hasta para comer; y aun así, saltan las vallas hacia la libertad)

Fracasada la izquierda occidental con la gente echando abajo el muro de Berlín (que no se cayó, que lo echó abajo la gente) menos asumir que su opción era un fracaso en sí misma se optó por la solución más pueril: la culpa de todo es de los demás. Todo era culpa ajena. Yo no he sido.

Establecido el culpable, había que encontrar el crimen: a partir de la factoría Disney empezaron a elevar a los altares la naturaleza (tan lejana para ellos, incapaces de trabajar la tierra: son intelectuales todos ¿no os habéis dado cuenta?) y para no parecer la verdad, que querían ser los príncipes de las películas de Disney inventaron el ecologismo.

La evolución de la izquierda en Europa es así; para reírse si no fuera por tanto muerto: de Lenin a Stalin, evolucionando al cadáver de Castro, pasando por Althusser, el gran intelectual que en un ataque de lucidez y materialismo histórico le materializó un hachazo en la cabeza a su mujer, que la mando directamente a la historia: de esa noticia ya entonces el periódico el Páis (les costó veinte años averigüar que llevaba acento) no dijo ni mu: los sacrosantos intelectuales lo son por la divina gracia de haberse elegido a sí mismos como tales; luego ya si elaboran algo legible, eso es maravilloso. No es el caso en Europa: los vividores son todos del “mundo de la cultura” algo más lejano y evanescente que los elfos y demás personajillos de hadas.

En algún momento de tal proceso evolutivo del pensamiento, alguien se dio cuenta (probablemente porque lo leyó en un libro de la derecha) de que todo era un problema de lenguaje; de comunicación. Empezaron entonces a coger las riendas de la comunicación, matando a quien hiciera falta, claro, la revolución no puede detener su avance etc....por encima de quien haga falta, todo se hicieron críticos de TV, de cine, la literatura la dejaron como algo menor (nunca supieron leer, realmente) y decidieron que debían comunicar la verdad al pueblo por los medios, así la manipulación la consideran transmisión cultural, y se quedan tan orondos.

Cambian las maneras y la organización social, y las pautas de transmisión del pensamiento; no es nada nuevo saber que una obsesión de todos los movimientos organizados, que pongan la excusa que pongan su único fin es detentar el poder, y nada mas, es controlar los medios de comunicación. Ineluctable.

Pero al aparecer algo inesperado, siempre, absolutamente siempre, actúan del mismo modo: sea con la aparición de la imprenta. O sea ahora con la blogosfera.

Quizá me decidió a escribir aquí el hartarme de oír ese elaborado argumento de que “ahí solo escriben los fachas” y cosas parecidas: hablaban, hablan, de gente a la que me gusta leer, blogs que me gusta seguir, gente que me resulta curiosa, gente que cuenta cosas que a mi me interesan. Los siguientes pasos son: de una manera u otra, harán su desembarco en la blogosfera, primero discretamente, luego más agresivamente; apoyando unos blogs o ninguneando otros.

Cuando tengan presencia suficiente, empezarán a elaborar ranking del tipo: “lo más leído” “lo mas interesante” “lo que hay que leer” y lo apoyarán dando alas a algunos en otros medios de comunicación; débilmente al principio, sonoramente después.

Luego se empezara con “códigos éticos” o cosas así, o “sólo apoyamos blogs de lenguaje políticamente correcto” excusas, excusas.

Todas las armas que la red nos ha dado, de la manera que sea si pueden las volverán contra nosotros. Igual nos clasifican como webs porno. O peor.

Es demasiado grande, demasiado creativa y demasiado personal la red como para que puedan seguir su infame estrategia, tan antigua, pero que tan buenos resultados les ha dado. Y ahí se les agotarán las ideas que nunca tuvieron.

La red es la mayor y más grande revolución en la historia del hombre, de la cultura, desde el Neolítico. Aquí cabe todo, cabemos todos, que no nos vengan los protagonistas de sí mismos a capitalizarlo.

El problema es el lenguaje, simplemente.

Lo que ha desarrollado España en los últimos treinta años es un sistema referencial lingüistico totalmente equívoco y degradado pero que es autorreferencial y se justifica a sí mismo en sí mismo.

El código elaborado que demedia en la progrez ahora, la abominable progrez, parte de la concepción ridícula de “podemos cambiar el mundo” así, una generación de ineptos cerebrales e inmaduros en general, empiezan a tomar la sociedad con lo políticamente correcto.

El momento álgido en España lo tenemos con el cuadro de Picasso, el Guernica, que es el paroxismo de la progrez en su estulticia.

Nadie, en ninguna instancia consideró ni siquiera como planteamiento que la verdad “objetiva” es que Picasso ni era tan buen pintor, sino un buen propagandista, ni, en ninguna caso ni en la mejor de sus apreciaciones, es más considerable ninguno de sus cuadros que las Meninas, o cualquiera de Velázquez, Goya, el Greco o Zurbarán.

Pero se le dio un tratamiento especial. Y ahí está la clave, como a un niño que por que es especial –único, mimado, enfermo, gilipollas, malcriado o lo que sea- todo el mundo debe hacerle el máximo caso el máximo tiempo posible, así entró en el magma social el relativismo, de mano de lo políticamente correcto, España dejó de ser seria para ser lúgubre, se aparcó la alegría por una fingida alegría y la amargura y los cenizos siguen campando por sus respetos.

El conocimiento del lenguaje y aquel momento de gente culta de verdad (mi gente, los ochenta, la chica de ayer, ya sabéis) no fue motivo para que no cayera como una losa tal sombra sobre España.

El método es sencillo; degradando la educación, la influencia del lenguaje sobre las personas se acentúa al ser mayor la permeabilidad cuanto mas se expande; lo cual crea un bucle autoredundante. Y muy aburrido.

Aceptando el uso de un término se acepta una idea, por mucho que el individuo en su intelecto la rechace; ese conjunto de normas expresivas generan un producto cultural que se asume dando valor y carga semántica a las palabras totalmente opuesto a su valor original, al estar enmarcadas en el metalenguaje que acaba por imponerse en la sociedad. Fuera de éste contexto, las palabras no tienen ningún significado distinto del suyo propio.

Al poner de moda una palabra, se pone en uso una nueva concepción de las cosas.

No en vano Stalin era un gran lingüista: han sido ellos los grandes manipuladores del lenguaje; superando a sus creadores, los once puntos de Goebbels.

La necesidad, para la propia existencia del materialismo, de de un lenguaje en claves propias hace obviar el principio de identidad ontológica; de éste miserable modo el sistema cambia los términos para adecuarse a su expresión; se llena de ambigüedades todo el lenguaje y se tiende a dialectizarlo; se genera pues por sublimación el relativismo: he dicho una cosa y la contraria, porque según convenga la frase vale para todo (“realmente lo que yo quería decir…”)

En este marasmo de confusión (porque en la estructura profunda de la sociedad pervive la verdad, sólo alcanzable por cada individuo y en su intimidad y no comunicable pero siempre compartida) sólo alcanza rango aquello que sea confusión en sí mismo. Si no, no vale.

El utilizar como medio de análisis el académico (que jamás científico, aunque la confusión así quiera hacerlo creer) es directamente implicarse en la estrategia de la confusión, ser parte de ella.

Porque todo acaba redundando en el propio bien del sistema.

Mientras la cursilería, la progrez lo políticamente correcto (es decir, querer ser miss mundo y agradar a todos) están en la sociedad, vamos cayendo; mientras no se asuma que hay otros que piensan viven o actúan de otra manera y es comprensible, aunque quizá no justificable, y por supuesto no válido, ahí estamos: ¿o es que hay alguna razón para negar el derecho al agua al liberalismo, a la derecha, a los conservadores, a los tradicionalistas?

No encontrareis ninguna razón, ningún razonamiento ni ninguna justificación. Sólo maledicencia y desprecio, pero ningún razonamiento.

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