miércoles, 25 de octubre de 2006

Cotidianos deplorables

Uno de los mantras mas extendidos de ahora es "la autoestima".

De tal modo en eso tan evanescente y futil se establece la realidad: no se teme ofender, sino atacar la autoestima. Es el referente de la persona.

La llamada autoestima solo es el aprecio a la auto definición.
No a la persona, sino a la definición que hemos elaborado de nosotros mismos: la imagen que queremos proyectar encajándonos, el papel elegido a interpretar: la fidelidad a un constructo mental sobre la propia persona, no a la persona en su ser ni a su esencia; ni muchisimo menos al ser.

De tal modo elaborada una realidad, todo va referido a los papeles asumidos, propios y ajenos: no a las personas ni a su mismidad.

En lugar de atender al ser, cambiante y fiel de la persona se atiende a la imagen de la persona y en base a eso se elabora toda una configuración de vida social; asentados sobre un error todo es erróneo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro de que vuelvas.
Estos días me preguntaba si estabas de viaje ó algo siempre en positivo.
Ya sabes que tiendo a ser ingenuo, pero tampoco me importa.
Aunque habrá interpretaciones para todos los gustos yo entiendo tu ausencia como un descanso. Ahora vienes con fuerza.
Enrique Rojs escribió un libro sobre la personalidad y la autoestima. Coincido con tu apreciación e incluso creo que con el concepto de autoestima tiende a perderse algo muy clásico: la persona.
Saludos Ignacio.

Anónimo dijo...

Buena observación, Ignacio. El problema, tal vez, es la multiplicidad de definiciones que existen sobre la autoestima. Hay quien la confunde con el orgullo, otros la identifican con su imagen (tal vez la definición más extendida hoy en día), y los menos se acuerdan de que la autoestima es la justa valoración de uno mismo, lo que no significa necesariamente que la conservación de la autoestima esté reñida con la crítica ajena, al menos cuando ésta es constructiva y sirve para mejorar.

Anónimo dijo...

Rodríguez el Traidor ha conseguido difundir el 'autotimo': zombis auto-engañados y esclavos de la borreguina.