miércoles, 8 de septiembre de 2010

Hostias

Va para diez años que un amigo me comentaba que el cura, al ir a dar la catequesis a los que iban a tomar la primera comunión, encontró escrito en la pizarra que ”la única iglesia que ilumina es la que arde” con el borrador limpió, y siguió adelante su faena: en el bar con mi amigo discurrieron sobre el incidente que el asunto venía de lejos: ¿Qué infunden los padres a los hijos para esas becerradas? dieron con el eje del problema. La propaganda del último franquismo y el actual postfranquismo, con la colaboración inesperada de la clerecía son culpables del denuesto sistemático del catolicismo.

Para implantar el hombre nuevo del socialismo necesitan primero anular la única alianza válida del hombre con la tierra, que está ahormada en los evangelios y fundada en la gente como repositorio metacultural de la excelencia de la cultura: la religión católica (que es la única) es pues el guarda y custodio de lo mejor de nuestra cultura, aherrojado, firmado y aseverado a través de los siglos, y es por eso que los resúmenes (virtudes teologales, pecados capitales, mandamientos) y los libros sagrados independientemente de la fe son lo que define mejor a nuestra cultura: pues nada hago que no haya sido hecho antes, nada pienso que otro no haya pensado antes, nada vivo que no haya sido vivido antes: el resumen se llama evangelio, y no es cuestión de fe ni de creencias.

Si le agregamos la fe tenemos a las personas, y eso es lo que menos interesa al ridículo sistema sátrapa socialdemócrata actual. Mejor sea proletarios, chusma, hez, siervos de la gleba, sindicalistas, vehementes politicastros, trabajadores o ciudadanos: cualquier denominación vale, menos la de persona.

La clerecía no es ajena a tanto disparate, que ahora se muestra en su real fundación cuando el cura de Rótova le planta dos hostias a uno que fue a misa a ofender a toda nuestra cultura, incluidos ateos. Los curas obreros, tan queridos por la progrez no hicieron más que males: cuando yo era niño el que nos daba religión, cura joven y toda aquella cuadrilla acabaron apoyando huelgas, dejando la iglesia a los obreros….y casándose con las feligresas que supongo atendían en confesión: de ahí, de esa clase que iba yo, nadie se define sino como ateo. Cuanto daño hicieron a Buñol, fray torno y demás patulea.

Y ahora algunos muy bien encastrados en la estructura burocrática de los partidos sindicatos y autonomía. Hez.

De aquellas actitudes hay mucho del germen que hace que la gente infunda a sus hijos el odio al catolicismo;  no obsta esto para que en su albedrío hubieran racionalizado que si no tienes fe no hay porqué ir a misa a ofender: se llama educación, y quien agita a esos pobres manipulados es el real culpable: van agitando a los menos agraciados por la inteligencia para utilizarlos y esconder la mano, pero van provocando lio y enfrentamiento, siempre desde la espalda y guardándose de que se vean sus intenciones; utilizando mentes débiles y demás para provocar follones enormes: de ahí la última guerra civil. Y no cejan, manipulando y sembrando odio, que no creatividad: ¿alguien ve algo creativo en la sociedad actual?

No es ajena la clerecía a ciertos problemas de las personas; pero ojo a la actitud de estos manipuladores, que los tontos y pobres de espíritu son capaces de generar mucho mal.

El cura de Ròtova se lía a tortazos con un festero que rompió la hostia ante el altar

1 comentario:

Conrad López dijo...

Esto lo has escrito con la sana intención de recibir bofetones de ambos lados ... de un lado por blasfemar, y del otro por fachorro.

¡No blasfemes, hombre! Además, hablar bien no cuesta nada, coño.