viernes, 11 de junio de 2010

1558

El descubrimiento de focos luteranizantes en Sevilla y Valladolid, había levantado una ola de indignación que había alcanzado a Carlos I. Después de Trento y en ese clima, todo el mundo tenía una clara certeza sobre cómo atajar el luteranismo: aunque ni habían leído el catecismo, ni sabían de que se trataba, todos tomaban partido vehementemente a favor de los suyos con un fervor inversamente proporcional al conocimiento de los temas de los que se trataba: esto, el poder lo utiliza como arma y lo promueve a la vez que es afectado por ello; se genera un bucle de influencia retroalimentada que se engorda a sí mismo y a todos los vividores que de su rebufo medran. ¿Anticuada la inquisición? Quizá alguien me podría explicar las oleadas de conocedores del medio ambiente, ecologistas, los vividores del desarrollo sostenible y el caradura de Al Gore como epítome de tal recua de vividores; a lo mejor si se analiza todo lo que se hace en nombre de la ecología sacrosantificada, nos acabamos sorprendiendo de cuanta estupidez hay y cuanto dinero se ha medrado a su cuenta.

El 27 de abril le llegan a Carlos I noticias de la prisión de Cazalla y otras personas y reacciona de inmediato: está dispuesto a abandonar Yuste. Le da “todo el favor y calor” al Inquisidor general. El Inquisidor general Valdés aprovechará el calorcito más allá de lo imaginable.

Si Carlos I perdía la mesura, hay que imaginarse el pueblo. Indignados: siempre la plebe más indignada que nadie, y más piadosa y más católica: decidido el ahorcado, todos a ello, la masa es así.

Valdés (el inquisidor general) en carta a Carlos I “a Fray Domingo de Rojas y Carlos de Seso principales figuras entre los presos de Valladolid, los introdujeron en la villa aprovechando la oscuridad de la noche por temor a que los muchachos y el pueblo los apedreasen, según la gente estaba indignada contra ellos

Menéndez Pelayo: “la verdad es que en este conflicto no había más que una sola voluntad, un solo deseo en España, y el emperador y la gobernadora, y el inquisidor y los consejos y el pueblo, caminaban en la más perfecta armonía”

Achacaré a bonhomía de Menéndez Pelayo tal apreciación, no a desconocimiento de la masa y la manipulación.

Carranza llega procedente de Flandes. Había salido 4 años antes por la boda del príncipe español con la reina inglesa María Tudor. Volvía como arzobispo de Toledo y Chanciller mayor de Castilla.

Consagrado en Bruselas por el Cardenal Granvela el 27 de febrero de 1558, se hizo a la mar en la nave de Francisco de Zubieta, a fines de junio del mismo año. Desembarca en Laredo. Llega a Valladolid la víspera de la Asunción. Baja en palacio y visitó a la princesa Doña Juana; de allí se dirigió al convento dominico de San Pablo donde fue recibido con gran fiesta y al son del Te Deum.

Valladolid era su ciudad e iba a predicar: gran expectación. Asistieron los príncipes.

El 21 de agosto Carranza ocupa la cátedra en el convento de San Pablo. Conservamos el texto de su sermón. Pertenece a la Misa de la Asunción, hoy reformada, en cuya octava se encontraban. Está tomado del Evangelio de San Lucas, 10, 42 y dice así: Maria optimam partem elegit, quae non auferetur ab ea.

El proemio es una justificación de su intervención como predicador: el nuevo titulo de arzobispo de Toledo; luego habla de la vida contemplativa y activa; se extiende sobre la mejor parte que eligió María: la vida como opción entre los bienes eternos y los perecederos. Alienta al antiluteranismo y la persecución de la herejía.

2 días después de la actuación del arzobispo se presentaban ante el inquisidor Guigelmo dos frailes franciscanos: Fray Bernardino de Montenegro, lector del convento de San Francisco de Valladolid, y Fray Juan de Menceta. Ambos asistieron al sermón de Carranza y recuerdan el símil de la fortaleza, (ir quitando piedras del muro una a una…acaba debilitando) lo que les causó escándalo.

Fray Bernardino añade que declaró otros términos sobre la justificación, que quedó muy ofendido alegando que algunas proposiciones no se han de decir aunque sean católicas:

fue muy fuera de propósito y le ofendieron a este testigo conforme a los tiempos que andamos, y que algunas proposiciones, aunque sean católicas, no se han de decir por no coincidir con las herejías que andan en este tiempo” 


Menceta “cosa de herejía no le oyó este testigo” 


…En el hervidero de Valladolid sus palabras disonaban y se prestaban a la peor de las interpretaciones, piensa Tellechea: pero una vez condenado, las pruebas irán apareciendo, dijo Mao Tse Tung.

Habla de los herejes; según Tellechea podría haber hecho alusión a Seso.

Carranza se explicó en el proceso. La iglesia recibe a todos los que tornan a ella con penitencia.

Carranza acusa directamente al inquisidor general. El personaje  le había dicho a la princesa doña Juana que no predicase. La princesa le dijo que estaba “mal informado” la princesa declara en el proceso el 9 de diciembre de 1559. Que “algunas personas se habían escandalizado

26 de octubre de 1562 vuelve a declarar. Recuerda los conceptos del sermón y su reacción ante Valdés.

Partió hacia Yuste Carranza. Llegó antes el cotilleo que él.

Martín de Gaztelu, secretario Real: “la causa por que estaba advertido el emperador fue porque la Serenísima princesa de Portugal había escrito al emperador, su padre, algunas cosas tocantes a lo que se decía y entendía acerca de un sermón que el dicho arzobispo predicó en Valladolid en que trató de los luteranos

En billete añadido a la carta, 8 de agosto de 1559 –1 semana antes de la llegada de Carranza a Valladolid– la princesa advertía al emperador que el inquisidor general le había dicho que avisase al emperador que estuviese recatado con Carranza cuando fuese a Yuste, porque los luteranos de Valladolid decían algunas cosas de él, que si se tratasen de otra persona, merecerían el encarcelamiento.

San Francisco de Borja: “el sermón fue de la manera que para estos tiempos yo siempre he deseado

Señalar simplemente que a raíz de los sucesos de significación religiosa de los años 1558 – 1559 surge en los hombres maduros de aquella generación la conciencia clara de que asisten a un cambio social, o espiritual.

Pedro de Castro, Obispo de Cuenca: instant tempora periculosa.

Fray Domingo de Soto se lamenta de las rigideces de su época.

Personalidades gigantes, pero de espíritu débil. Símbolo de aquella época que Santa Teresa de Jesús definió como “tiempos Recios

Es la historia y en atención a ella, hay que decir que en el sermón de Carranza en Valladolid nada hay de objetivamente heterodoxo. Así lo califica Tellechea, y a mí, me vale.

3 comentarios:

Conrad López dijo...

Bien, bien, Ignacio. Ya está la obertura, así que vamos con el resto de la pieza.

Sobre este primer post, una apostilla con la que sólo quiero dejar constancia de una sensación: me parece que tiendes a magnificar el "lado oscuro" del personal. Entre otras cosas porque en aquella época un labriego español sabía más de teología que hoy la mayoría de universitarios del mundo mundial. Por ello, me parece que exageras al imputar a la plebe un desconocimiento absoluto (que puede tener fundamento en el conocimiento de los hechos concretos del caso en cuestión, pero no en los fundamentos doctrinales que se ventilan).

Esto es sólo una opinión, no pretendo generar debate al respecto ni con ello pretendo matizar un ápice tus conclusiones. Un abrazote.

Ignacio dijo...

Si entro al trapo, te vas a ahorcar: espera veinte o treinta posts mas que me temo que cambiarás tu percepción.

Conrad López dijo...

Spero et confido