La consideracion, la condición, la inicuidad

Juan Pablo II vivió como pudo, y se murió: su declinar fué prácticamente retransmitido por los medios, entero. Yo recuerdo el día en que lo eligieron, recuerdo el día en que murió.

Percolando la realidad, y por supuesto mediante el método paranoico crítico que es la base del conocimiento en La Galaxia -junto al acreditado método Madhatter- lo que yo percibí de aquel individuo es que la vida, pese a todo, vale la pena vivirla en todos sus momentos, hasta en la muerte, a pelo, sin drogas ni mediocridades, sin relativismo: es tu vida, vívela entera. Disfrutala, gozala o sufrela, pero no te escondas de tí mismo, bajo la excusa de la enfermedad, la pobreza o la riqueza, usandola  para drogarse o beber: no interpreté ninguna proposición eidética en su muerte, vi como moría, me resultó ejemplar; sea lo que sea, apechuga con ello, es tu vida al fin y al cabo.

También Santa Teresa se refiere al mismo tema en su momento: no pongo la cita adrede ¿no la sabeis?

Me defrauda un tal Sebastián, arzobispo, cuando habla de la dignidad de la muerte: la dignidad es de la persona, es decir, de la vida. La muerte es íntima, personal, sola de necesidad, a ser posible discreta por tu propia decencia: de ahí que la humillación al criminal sea el juicio publico: aunque ahora llaman democracia a la Ley de Lynch.

Pero me crea una ecuación paradoxal que una trepadora vaginal de las que ahora están de moda en tv y demás sitios de lenocinio, coja esas palabras, haga una especie de silogismo ridículo que sólo evidencia su absoluta memez (memez: usado aquí como sinónimo de retrasada mental) creyéndose muy graciosa en su fiesta de cou con sus amigos que descubren el mundo y se encuentran capaces de arreglarlo con diecisiete años, y hace la frase que no hace gracia a nadie: pero da en la diana: todo el mundo hablando de ella.

Ya tenemos a otra retrasada mental en el gobierno, de las que el diagnóstico de un grano en el culo es tumor cerebral.

Luego dicen de mi que estoy loco: puede ser que esté loco, pero desde luego no soy gilipollas, un respeto.

Una lectora me comunicaba anoche que los argumentos que había leído en mi blog los escuchaba ahora en la radio: eso demuestra dos cosas: que nos leen, y que además alguna cosa mía es buena: que ella certifique mis cosas por la radio es la prueba de que la gente aun mira con estupefacción el fenómeno blog: es cuestión de tiempo que esto se mueva: a donde no lo sé, mucho he andado desde que me conecté por primera vez a las bbs de EFF en L.A. con un módem a 14.4, y todos los que han predicto futuros de la red, han dictaminado a donde iba, cual iba a ser su uso o como iba a ser el futuro de la red, todos absolutamente han fallado: que la red es la revolución que viene tras el neolítico lo tengo claro; que yo soy de la paleored (y vosotros, también) es evidente, a donde va no lo sé, pero no quiero perdérmelo.

Se mezcla la liturgia social al uso como medio de leer la red, los blogs, de tratar a la gente: la condición social clásica ya no vale, ya no me vale, ya no es válida: buscar un correspondiente en "la vida real" mediante títulos, honores o distinciones es simplificar el conocimiento. Aquí la gente es o no es; los adjetivos sobran, las etiquetas las pone el corte inglés.

Cuando yo era niño algo aprendí de religión, Pese a mi evidente distancia de la Iglesia católica (y cada vez mayor) una cosa siempre he tenido claro: los evangelios hablan de la vida, nunca de la muerte, el misterio necesario es la resurrección, no otro; se trata de la vida, no de la muerte.

Del catolicismo se es ateo, de la morería se es degollado . Esa es la diferencia.