sábado, 26 de octubre de 2013

Clásicos de La Galaxia: cambio de hora

 

Voy a explicarlo bien: el tiempo no existe.

Dios hace el tiempo, pero deja su administración a los hombres; de ahí los disparates en los que se convierten nuestras vidas, con nuestro concurso activo. El tiempo pasa; suele suceder: los lapsos se miden mal o se miden como Dios manda: cada cual sabe sus tiempos y sus eras, que en nada se adecuan al calendario. El tiempo es una hija y una mujer y se miden los tiempos entre instantes infinitos y mujeres veraces: las banales y vacuas, no cuentan: reset to zero. El tiempo es las segadoras de Millet y el sudor; una mochila y una vida vivida en los instantes: el tiempo nos dice que llego nuestra hora, llegas, das el parte al jefe, nunc dimmittis, tercer banco, a la diestra y ale: ite missa est.

El león de Natuba pereció junto al ejército de la guerra del fin del mundo cuando se rebelaron contra la imposición del sistema métrico decimal: cuanto más se intenta imponer un uso científico de la realidad más se aleja al hombre de la naturaleza; en intento de una naturaleza de totalidad se aleja al hombre de su espacio inmediato que ocupa y organiza: el tamaño de la tierra es aquel que puedes recorrer andando en un día, y volver a tu casa, lo demás, inane.

Verne escribió cuando existían más de cien husos horarios “normalizados” el tiempo se observaba localmente: de hecho la vida es localmente, dígamelo a mi que soy de pueblo. O sea: recorriendo 18/20 kilómetros hacia el este o el oeste cambiaba un minuto en el tiempo de la localidad. Y de ahí la vuelta al mundo en 80 días. Pero llegó el tren, y de alguna manera había que compaginar los horarios para que pudiéramos saber que llega tarde, que los que van dentro huelen mal, y que encima ahora la repugnante socialdemocracia no deja que se fume ni para tapar el apestoso olor a colonia barata. Aberrante.

Por esto se estableció en 1860 el Greenwich mean time como referencia universal del tiempo (es mentira: el tiempo es la medida que sucede entre un instante y otro, mientras ella se lava el pelo) Lo de hacer el cambio de hora para “unificar mas” es una estupidez de algún burócrata aburrido y posiblemente bastante traumatizado, la verdad.

El GMT ya no vale, ahora somos el horario de la red: Swatch Time. Se basa en dividir los 24 diferentes husos horarios en 1000 unidades. Cada unidad se llama beat (pulso). El día comienza con @000 beats y termina con @999 beats. Cada beat dura 1 minuto y 26,4 segundos. El horario siempre se muestra con una @ y tres dígitos. El @000 corresponde a la medianoche (invierno) en la ciudad de Biel, Suiza, elegida como meridiano principal. Nos seguimos rigiendo por el horario GMT, excepto esos dos días del cambio de hora.

El padre Tosca estableció el ciclo pascual del calendario hace años, en Valencia; otros decidieron el cambio de hora.

El 15 de abril de 1918, se introduce el concepto DST o Daylight Saving Time, “horario de verano" la convención por la que se adelantan los relojes para que las tardes tengan más luz diurna y las mañanas menos.

El del 16 de marzo de 1940, exactamente a las 23:00 horas se realiza un cambio muy importante en España. Adoptamos la hora oficial como la del Meridiano 15º Este, es decir, el Tiempo Universal o GMT sumándole una hora. De esa forma, y siguiendo con la aplicación del “horario de verano”, España tendría que adelantar una hora su reloj en horario de invierno respecto al GMT, y 2 horas en horario de verano, que es como hasta la actualidad se ha venido haciendo.
Estos últimos datos, así como la animación sobre la luz solar y el verano y el invierno, que podéis usar moviendo la raya de arriba abajo, son de Astrored que hacen un buen estudio del tema de la hora. Y de las animaciones más útiles que yo haya visto.

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