Es por tu bien

“Por su seguridad” en un alarde de cinismo las carreteras están llenas de ese aviso que te desangra el dinero, porque sólo es una excusa de robo. Las carreteras, siempre en constante reforma y como epítome del progreso sólo son otra evidencia más del enorme constructo demagógico y de entreguismo al nuevo orden mundial decidido en base al cretinismo y la estupidez: las carreteras  no son sino una cinta de transporte en el cual bajo la excusa de la seguridad se desvirtúa el sentido del viaje, de la carretera y del avatar del que transita: da igual a donde vayas, el hecho de construirlas “a la americana” presuntamente novedosas las convierte a todas las carreteras en la misma carretera, trufadas de señales reiterativas y confusas, mal construidas y peor señalizadas, mal trazadas y peor pensadas, tan sólo constituyen una evidencia de la codicia y el robo.

La uniformidad pretendidamente modernizadora ha degradado todo: donde antes podías elegir gasolinera o en que bar parabas según tu discernimiento, ahora uniformiza y despersonaliza todo viaje: todos los bares son el mismo bar, no hay especificidades: no podemos parar en el Potajero chico o en el Ajo Jilton, son todo modelos americanizados de bar que pertenecen a una gran empresa; igual que la gasolinera, igual que el dinero de los viajeros que “por su seguridad” son exaccionados de una manera vil y cínica, degradante y humillante.

El concepto de trazabilidad de carreteras hace que se hagan monstruosidades como las red viaria de Madrid, inextricable y despersonalizante, degradante y enemiga del patrimonio cultural y  de la vida urbana; aberraciones como el nudo perpetuo que es el acceso a alicante y Benidorm: el eje Benidorm alicante Elche es de una incitación a la confusión perpetua; sobre plano seguro que el trazador infla su ego, sobre la realidad los conductores están vendidos, todo viajero está vendido, todo viaje empieza a ser una aberración, así se uniformiza a la gente y se destruye la naturaleza vertebral de la cultura.