Reivindican, y lo hacen desde la más elevada soberbia: le ponían un libro cerca a los policías, pero ninguno sale del analfabetismo funcional: buscaban la foto, el asunto de la propaganda es pertinaz en toda esta gente: la foto, la imagen, la apariencia, el hábito, que no la tonsura; no han leído nada, no es que no me guste lo que leen, o sea contrario a ello, es que no leen nada, de nada. Demostrable. Pero eso sí, los topicazos los llevan insertados a fuego, y se consideran cultos.
Hay toda una trama argumentativa que se solapa en sí misma para estar totalmente carente de ningún significado del tipo de la coyuntura, no es el momento, la macroeconomía, etc. Que dan graves discursos: pero si le preguntas por alguno de los conceptos no saben su significado: y hablo de profesores de instituto, no de párvulos. Trabajadores en la enseñanza, es mejor definirlos así, cuyo rigor argumentativo es el victimismo vaginista “uy me ofendes” “me has insultado” para eludir cualquier discusión en la cual no vayan a vencer; instalados en la propaganda y con amplio conocimiento en frases de sobrecillo de azúcar y en tópicos, a eso han quedado reducidos, y sólo eso pueden ser.
Y todo es una “lucha” siempre “luchan” por algo: no quieren algo, o les gustaría algo o les apetece algo, o consideran algo necesario, o ven claramente la necesidad de algo: no, todo es “lucha” con lo cual, ya directamente en su pobre estructura lingüística, todo aquel que se oponga es enemigo; así, son incapaces de comprender a quien no sea de su recua. Así son incapaces de escuchar; así, son más sumisos.
Porque no pueden entender que la esencia de su “militancia” es la insatisfacción. Siempre son metas inalcanzables, y siempre son excusas iguales siempre llenas de validez. Cuando está en evidencia la realidad, siempre es que “es que Stalin, Lenin, F. González, “El Puma” nos han fallado” porque nosotros SIEMPRE somos los buenos y estos nos han fallado: incapaces de reconocer que el “fallo” es la esencia de su “ideologiismo” y que siempre ha sido así y siempre será así, porque todo es inalcanzable, un fin infinitamente lejano: jamás percibirán que a lo que van es a los medios, no al fin, al mientras transcurre, no buscando un fin sino engañando con un fin para aprovecharse del momento: de trascendencia, nada.
Eterna insatisfacción buscando lo inexistente: la “democracia real” y perfecta no existe, la democracia, es esto. No otra cosa que no hemos hecho bien; esto, y todo cambio, es a peor. “La mujer oprimida” es una leyenda como el chupacabras: la asociación de divorciados lleva tres años con un premio de cien mil euros a quien demuestre que en el mismo rango una mujer cobra menos que un hombre: el premio continúa desierto. Pero todo es lo mismo, porque instalan a la gente en la culpabilidad, la insatisfacción y la amargura, y consideran que sirven para algo: nadie puede nunca decir que estas manifestaciones ridículas que se montan sirven para algo que no sea el gamberrismo; nunca hay algo conseguido, ni en manifestaciones, ni en “huelgas generales” de un día: una huelga general, por su carácter es indefinida.
No se consigue nada, pero la gente proyecta su amargura, insatisfacción, ansiedad, toda su simplicidad en esos casos, y al recuerdo lo cuentan como si hubieran hecho temblar los cimientos de la tierra: tan sólo son instrumentos de los vividores, que se justifican en el victimismo y la apariencia, hasta que se ven descubiertos: entonces, siempre hay una conjura contra ellos.
Han tenido todo el tiempo de F. González y el de José Luis Rodríguez “El puma” para proclamar la república federal, la independencia de Barcelombia y de las Vascongadas, porque el poder lo han tenido todo sin ninguna oposición, y lo han ejercido absolutamente, pero la gente no quiere enterarse: deben seguir siendo republicanos, para justificar una imagen elaborada de progrez de un imaginario cutre, que ninguno de los autodenominados republicanos ha dicho en su partido o insinuado ni siquiera de hacer un referéndum por la republica, el asunto es decir que lo son y jugar con eso, no dar pasos hacia ello. El asunto es estar a favor de la España federal y las independencias y proclamarlo a gritos, no de la independencia real y declarada legalmente desde el gobierno: ninguno de ellos se quiere dar cuenta de que son falaces cómplices de una impostura horrible y degradada: siguen siendo obedientes al amo, son los orcos de Mordor obedeciendo al mal.
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