Si la sumerges en agua caliente, la rana, salta despavorida: si la metes en un recipiente de agua y la vas calentando poco a poco, la rana acaba hirviendo sin darse cuenta del cambio de calor: la repugnante socialdemocracia va sumergiendo la gente en la pobreza, la carencia, la miseria intelectual y la indigencia, poco a poco, para poder dominarlos mejor: de este modo, hay una pobreza presuntamente controlada, y una secta enorme de voto subsidiado, sumiso, y predecible: los funcionarios, aquellos a los cuales la crisis no está afectando nada en absoluto de ningún modo: ni siquiera se les congela el sueldo por disimular, cada día se hacen más funcionarios.
De este modo la secta de la socialdemocracia justifica su propia pervivencia: ríase usted de las sectas de sacerdotes egipcios de las leyendas, ríase de cualquier satrapía abominable: por inmersión, la sociedad sumida en la pobreza: y si alguien destaca se le hace funcionario, de alguna banda de la satrapía o similar: véase las organizaciones ecologistas o los sindicatos.
En lo evidente está claro: sucede en Argentina, en Venezuela, en Cuba, en los países de la morería, en todos los sitios donde “los listos” dominan el poder y la gente huye, despavorida para vivir en la nostalgia, que empieza a ser un estado de asunción de la realidad, y un anhelo de lo que podría haber sido y jamás será porque el sistema se perpetua en su estólida estupidez antihumana: la crisis, la gripe a y toda su fabulación, el temor del año mil transmutado en clima cambiático, deshielo del polo, gripes imposibles y desastres sin igual imaginados: está claro; ante la imposibilidad de hacerlo mejor, lo haremos peor: “yo no puedo hacer a los pobres ricos; pero a los ricos pobres, si” aullaba la Pasionaria en los mítines previos a la guerra: lo que es una evidente prueba de la envidia como motivo de alineación social ha acabado siendo el leit motiv de la socialdemocracia tibia y repugnante: y encima los pobres, los esclavos, buscan en el tuneado de las bicicletas y en la forma de liar el tabaco su seña de personalidad y el ser de una moda, que no de un status económico que se les niega por que en el futuro pasarán a “una vida mejor” y no es un vínculo religioso: sólo los aberrantes socialdemócratas pasan a “una vida mejor” y nada más, que es la de que subidos sobre los hombros del trabajo ajeno se burlan de la gente desde la altura de saberse a salvo: no son defensores del sistema, son el sistema, la repugnancia, la hez.
La base del sistema es la pobreza de la gente para que la satrapía brille en sus salones, simplemente: asúmanlo o no lo asuman, si no acabamos con esto esto acaba con vosotros.
Las Ranas: recursivamente sirven para explicar la realidad.
4 comentarios:
Pero la gente es tonta, señor Ignacio. La gente no ha redescuubierto en este país lo que antaño nos hizo tan libres y tan orgullosos: Vivir de espaldas al sistema. Poco a poco alguno va actuando, va descubriendolo. Uno por aquí, otro por allá, pero en general se las ve bastante deseosas de ser aquellos, de pertenecer a esa hez.
La diferencia fundamental, decía mi abuelo anarquista, entre Venezuela y la España de los años 20 era que en Venezuela los pobres lloran mucho porque desean en el fondo ser ellos los sátrapas y hacer lo mismo que hacen éstos, mientras que en España los pobres lo que quieren es sacudirselos de encima y que los dejen vivir dignamente y en paz.
Pero ahora España ya no es aquella. Todos sueñan con tabaco americano, americana de "Luchio y Chumino", descapotable superchachi y curro de 8 a 3 con 2 horitas de almuerzo y 4 de pilates amariconante. Lo duro que lo hagan otros, y las hostias, a la hora de repartirlas las repartirán por ellos otros que es malo malisimo saber darlas, aprender a darlas, y darlas cuando toca darlas. Para todo lo demás, Mastercard.
Si la culpa de ser lo que ahora somos (Un pueblo con claros comportamientos de protoesclavos) es o no es de la sociedad del bienestar, la burguesia, la socialdemocracia, la izquierda caviar, la derecha "libegal" o lo que sea que sea lo mismo pero con otros palabros, la verdad, señor Ignacio, a mí, y a cualquier anarquista "de los de toda la vida" (Y no de los niñatos pijarrais de ahora) nos debería sudar la polla. Yo quiero ver en primera fila como la falla arde, la banda es linchada y al ninot indultat le dan por culo. Y si toca, participar de esas fallas.
Meciendocunasanarcofallero.
has hecho una entrada magistral , Ignacio
n a c o
plasplasplas
Yo también suscribo la entrada.
Incluso lo que dice el anarquista fallero.
Es penoso que llevemos así desde aquellas admoniciones de Ipuwer.
Un saludo.
Un libro:
"The New Totalitarians", de Roland Huntford.
Creo que no está traducido al español. Y se nota.
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