Por el azar: en Josephsplatz fuimos traficantes de suspiros de notarias desatadas; pero ya en Berlín Alexandersplatz la dura realidad clandestina nos devolvió a los rigores de la realidad: la plaza más bonita del mundo, es la Plaza de La Quintana, Santiago de Compostela, al final del camino, única nación real del mundo: la nación peregrina. Se detiene la jornada y ahí te quedan claras pero bien lo que son las cosas: para ser peregrino se peregrina, para ser bloguero se bloguea, para ser hombre hay que estar muerto: sólo los muertos sabemos como fue el final de la batalla; para ser Español es imprescindible ser imbécil, un acreditado pagador de cualquier vicio de diputados que cualquier día veremos en fotos en moteles vestidos con liguero y medias de encaje, muertos por sobredosis con travestis y furcias cutres; jamás los veremos decir algo inteligente o que simplemente anime a apoyar esta repugnante socialdemocracia: excepto a pepiño: acabará con una caja de lápices alpino dibujando los palotes de la eternidad.
En Mogadiscio no fueron tropas americanas las que entraron en el fragor de la batalla a socorrer: sólo hacen eso profesionales, que se contratan en la quinta avenida, donde jamás estuve por decisión judicial ni compré un vestido precioso que T lució como nadie es capaz de hacerlo en la adecuada situación; en Viena traficar suspiros de lindas señoritas y damas de velado amanecer es algo sólo reservado a los elegidos, como el concierto de año nuevo o los que caen casualmente con zapatos de hormigón al fondo del Danubio: azul, la mañana es azul. Y amanece porque en el fragor de la noche fría los blogueros conspiran escritos imposibles y realidades ciertas; y España ya no da para más: la socialdemocracia enseñó su vulgaridad comunistoide pero guai de la muerte basada en cientifismos, en una amalgama de conceptos mal trabados, peor expresados, demasiado adjetivados y que no resisten un análisis, ni dos leídas: porque además son pelmas, y su única arma es la ignorancia, que es la maldad, el negarse al conocerse a uno mismo y asumirse los lleva primero a denigrar: cuando puedan, exterminarán: o les das la razón o no existes.
En España está clara la cosa: hay que sacarlos, a todos, a pedradas. En el catolicismo está sucediendo lo que al diablo le encanta: todos hablan creyendo ser la voluntad de Dios, ninguno escucha al otro;(nadie acata, interpretan) la progrez obedece las consignas implacablemente: a favor o en contra; lo importante es hablar de la consigna; y en ellos andan todos, hasta los que se tienen por los más conspicuos opositores.
A la segunda botella empezaron a insinuarnos que debíamos abandonar el bar: en la noche, en el rigor de la historia, D. Klaus y yo giramos por el callejón.
En las noches meridionales el Danubio refulge especialmente; junto al Moscova aún está el edificio en ruinas del NKVD que hizo arder Stalin: en el fragor de la noche, los blogueros hablan, y una mujer se peina. En el fragor de la noche fría, supimos con certeza que el destino se quedó en el peine de Apollonia y como en una novela de Lezama, elaboramos el amanecer con una raya de tiza en la pared que acababa en el centro de su mirada, porque así lo valen: las que lo valen.
12 comentarios:
Redondo, sí señor.Me recuerda cosas de mi dolor de cabeza de cabecera del último mes, aún no terminado, que me tiene hipnotizado, culpa tuya además:El arco iris de gravedad.
Te aviso de un errata a continuación de "...fragor de la noche fría"
Arreglado; gracias.
Plazas, ríos, suspiros y un amigo, ¡qué más puede pedirse! Magnífico escrito, Ignacio.
Saludos.
Es que tu padre y yo ya somos los clásicos; más te valia aprender de tus mayores, díscolo!
esa plaza de Santiago es un faro en las tinieblas, un milagro necesario
n a c o
sucedióunanoche
la última c es una clave secreta?
CCC, cursos por correspondencia?
¿cuanto me corresponde?
ná, que ayer me di de alta en el google docs ése y me ha salido esa identidad por defecto
n a c o
conunaCébasta
Lo de por defecto, contigo, ¿va de serie?
ésa no me la sé
n a c o
respuestapordefecto
Y por exceso ¿qué identidad te sale? ¿Un Naco con cien cés? (y que cecea, como el tipo de La Vida de Brian)...
Estoy perdido por alguna callejuela aledaña, pero llegaré a la luz de la plaza, y espero encontrarme allí a una multitud.
No somos tantos
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