lunes, 13 de marzo de 2006

Era de esperar.

Una de las tácticas de comunistas en la transición, era que cuando alguien por algo se manifestaba, o había una huelga, iban con la pancarta cuatro a ponerse en primera fila: asi capitalizaban la noticia y tenían su dosis de protagonismo; no es nada nuevo saber que una obsesión de todos estos movimientos organizados, que pongan la excusa que pongan su único fin es detentar el poder, y nada mas, es controlar los medios de comunicación. Ineluctable.
Pero al aparecer algo inesperado, siempre, absolutamente siempre, actuan del mismo modo: sea con la aparición de la imprenta (así lo pasaron algunos, hablaremos de ello o no un día de estos) o sea ahora con la blogosfera.
Quizá me decidió a escribir aqui el hartarme de oir ese elaborado argumento de que "ahí solo escriben los fachas" y cosas parecidas: hablaban, hablan, de gente a la que me gusta leer, blogs que me gusta seguir,gente que me resulta curiosa, gente que cuenta cosas que a mi me interesan.
Los siguientes pasos son: de una manera u otra, harán su desembarco en la blogosfera, primero discretamente, luego mas agresivamente; apoyando unos blogs o ninguneando otros.
Cuando tengan presencia suficiente, empezarán a elaborar rankings del tipo: "lo más leido" "lo mas interesante" "lo que hay que leer" y lo apoyarán dando alas a algunos en otros medios de comunicación; debilmente al principio, sonoramente después.
Luego se empezara con "códigos éticos" o cosas asi, o "sólo apoyamos blogs de lenguaje políticamente correcto" excusas, excusas.
Todas las armas que la red nos ha dado, de la manera que sea si pueden las volverán contra nosotros. Igual nos clasifican como webs porno.O peor.
Es demasiado grande, demasiado creativa y demasiado personal la red como para que puedan seguir su infame estrategia, tan antigua, pero que tan buenos resultados les ha dado. Y ahí se les agotarán las ideas que nunca tuvieron.
La red es la mayor y más grande revolución en la historía del hombre, de la cultura, desde el Neolítico. Aquí cabe todo, cabemos todos, que no nos vengan los protagonistas de sí mismos a capitalizarlo.

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