Todas las mujeres justifican la actitud de cualquier mujer: Las presentadoras de la sexta y una que había en telecinco dieron la noticia de una elementa que había tirado al mar a sus hijos en el norte como represalia contra su marido como “violencia machista” cuanto habrá tenido que sufrir la pobre para tomar esa decisión; de esto apenas se habló, de los crímenes diarios de mujeres, no se habla.
Toda la progrhez justifica a criminales porque lo hacen por una buena causa, porque están oprimidos, y se soliviantan: justifican los más horribles crímenes, siempre y cuando sean “de los suyos” ergo los suyos son los criminales.
Por mucho menos condenan a cualquiera que no sea de su cuerda, es la pertenencia a una tribu paranoica la que justifica tal actitud: no quiero ver la realidad y me instalo en una realidad paranoica que me autojustifique: no matan por cobardía, sólo actúan en grupo y no saben ni asumir su propia vida, ni acertar ni meter la pata: tan sólo saben molestar, hacer ruido confundir y hacer daño: siempre por la espalda, siempre por detrás, siempre amparados en grupo, siempre con una justificación de enorme tamaño “Las vascongadas me lo piden” o “es que me oprimen” cuando lo único que sienten es que su estupidez les impide ver que no son sino retrasados letales para la sociedad, carentes de toda humildad, de toda gracia: asuma su fracaso, los demás no tenemos la culpa de que no sea el superhéroe en calzoncillos de sus sueños degradados.
En ese magma se mueve la vida social en España, hoy.
En la adolescencia, como en la primavera, las cosas adquieren un significado especial, se nos adhieren al alma de manera permanente y se convierten en motivo de todo, causa y final, y el cerebro lo ocupa por completo: en el proceso de maduración entra dentro de la normalidad: que se haya vulgarizado es un error. Letal. cuando el adolescente encuentra un grupo, o la fijación es compartida, es lo lógico sentirse el amo del mundo; pero va pasando el tiempo y a veces es invierno; pasados los veinte la fijación puede ser letal, condicionar toda tu vida. Y efectivamente así sucede y así lo vemos: la generación de la progrhez, la primera en la historia de la humanidad que va a dejar a sus hijos menos herencia que la recibida, se mire por donde se mire, es el ejemplo palpable. Soberbios y ridículos en todas las distancias, engolados petimetres, ridículos como personas y patéticos como grupo, evidentes ahora, como lo fueron para sus padres, alcanzaron el poder: con las consecuencias que sufrimos.
Encerrados en sus trajines, faltos de toda humildad imponen la “verdad” a todo el mundo, porque saben “la verdad” aunque sea una verdad que cambia cada fin de semana, certezas de todo a cien, religiones probadas de alta infalibilidad cada fin de semana, certezas absolutas sobre la nada, manuales de autoayuda y actitudes ensayadas ante el espejo: vale todo menos la verdad, el conocerse a uno mismo, humillarse y saberse pecador, y seguir adelante: lo importante, el conocimiento y la sabiduría, se esconden en los sobres de azúcar para el café; somos tan intelectuales que no tenemos tiempo ni para leer un libro, sólo para dar certezas y rotundas aseveraciones sobre todas las cosas: hay que seguirlos sin rechistar, si no en cuanto pueden sacan a Stalin como paradigma y provocan un holodomor: no matan a los demás por cobardía, no porque no lo deseen.
La inmadurez de retrasados debemos pagarla todos: propio de niños mimados, que pasaron ya los cincuenta, y no asumen que no son la estrella de la película y se niegan a ceder hasta el protagonismo de sus vidas a sus hijos, siempre han de ser ellos el niño en el bautizo, la casada en la boda, el muerto en el entierro.
Siempre en la realidad tenemos insertada a Loreta.
2 comentarios:
Y le ha preguntado Ud. a Loreta, porque será que siempre está insertada?
Es sabido que a las mujeres las carga el diablo.
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