Hay teoremas que no pueden probarse, ni refutarse; el segundo teorema afirma que si un sistema es consistente, no es posible probarlo dentro del mismo sistema.
El Ibex no existía, y si existía le daba igual a Gödel cuando elabora los teoremas de la incompletitud, que emergen en mi memoria ahora en tiempo de números insondables y cantidades imposibles, explicaciones rastreras y propaganda vil, manipulación nauseabunda y exasperación que pretenden controlar; harto estoy de que todos los elementos del sistema, la hez política, la prensa, siempre a sueldo cuando no servil, absolutamente todos aseguran, con pompa y circunstancia que “El sistema está a salvo” y todos alardean de su formación, y su cv: deberían haber oído al menos hablar de Gödel: si un sistema es consistente, no es posible probarlo desde el mismo sistema; la consistencia se ha de certificar desde fuera del sistema: exactamente, la gente despreciada por esta hez y arrojada del sistema por sus trajines financieros: los parados, los vagabundos, los excluidos sociales, los alejados, los hombres maltratados por las leyes genocidas del vaginismo, los hombres: a esos no nos preguntarán: porque todos sabemos la respuesta: no, el sistema no sólo no es consistente sino que tan sólo es una estafa, engaño, timo, abuso y degradación de la sociedad en beneficio de unos mangantes constituidos en secta de sacerdotes egipcios que cargan sobre nosotros la construcción de la gran pirámide y la absorción de todas las plagas mientras entre ellos se cuidan y protegen en exceso, y aprovechan para solazarse en la crisis reestructurando para que algunas entidades financieras se beneficien y perjudiquen a otras para garantizarse “un buen pasar” y de paso, reorganizar el poder político: no sea que vaya a caer en manos de sus legítimos propietarios: sigamos pues construyendo la gran pirámide financiera. Gran pirámide que además está basada en su planteamiento como el castillo de las escaleras de Escher: siempre subiendo a la vez que bajas pero subes por la izquierda y bajas por la derecha hasta que te cruzas contigo mismo pero de lado y entras por la puerta de la biblioteca de Borges leyendo libros de arena con Bastida y Barallobre y te ven, entonces deciden que estás loco y te eutanasian.
Las estructuras autorreferenciales tienen millones de sesudos estudios matemáticos que no comprenden ni los que los escriben, pero tienen una magnífica explicación: Bach. Inventó, creó y explicó los bucles autorreferenciales en sí mismos como jamás ningún matemático ha podido, como jamás la realidad nos muestra; la hez política está enredada en un bucle de autodestrucción en el cual pretenden que los destruidos seamos nosotros, y se enredan en demagogias y apariencias, palabrería y “corrección política” de manera que engañan a los más tontos y a los mediocres: ninguno de ellos es ningún orador ni siquiera digno, por mucho que los alaben como “grandes parlamentarios” periodistas a sueldo con formación escasa pero mucha soberbia y prepotencia: ni el actual ni el anterior jefe de gobierno saben hablar ni vocalizar, el Borbón ilegítimo ya es de llevarlo a una escuela a que aprenda a hablar, el nefasto. No saben ni hablar y pretenden enredarnos en un bucle infinito de infinita degradación y robo, eso siempre: robo y saqueo, que para eso son socialdemócratas. A mi no me engañan, y me temo que por intuición a muchos españoles tampoco; a los excluidos del sistema, a ninguno: algunas certezas da el desprecio social.
En la incomprensión total, Hofstadter elaboró una obra primorosa para intentar comprender a Gödel, Escher y Bach en su eterno y grácil bucle; en la realidad cotidiana vemos como la hez política, el sistema entero busca meternos mediante la confusión en el magma de la incomprensión, el enfrentamiento y el ruido, excesivo ruido: desconocen a Bach, sólo saben hacer el mal. Desconocen todo menos la soberbia y la prepotencia, prejuzgan y condenan sin siquiera haber juicio: como la reina de corazones, cortan cabezas y se quedan tan orondos, y pasan sin mirarlo ante el cadáver del indigente
que es evidente
que murió;
pero aún anda agitando
su dedo acusador.
3 comentarios:
He rumiado mucho -sobre todo los pasajes con la tortuga- sobre la "Eternal Golden Braid o tela de Penélope". (Súper cuerdas lo llaman ahora, con su habitual torpeza expresiva, nuestros queridos físicos).
Igual que pasa con la proposición de Godel, me encuentro en ambos con el mismo muro de fuego, a saber:
La aporía Dentro/Fuera, que Godel, como los entalpistas-entropistas, da por supuesta.
Y ese "/" entre los signos y sus significados que es el "entre-dentro fuera, también pasa inavertido en Escher y Bach.
Así que veo que lo jodido de verdad, a saber, el "entre" entre dos mundos, resulta ser la misma palabra, que está y no está entre cada percepción o "sistema" o mundo.
Cada vez siento más desprecio por el saber - puro cambio de nombres- de nuestro tiempo, en especial de la inviolada siempre virgen, las matemáticas.
El único texto que conozco que ha tenido cojones para presentar al muro de fuego tal cual, de golpe, es el prólogo del cuarto evangelio y algunas mitologías del Pacífico que sostienen - como debería sostener y NO hace la filosofía cristiana- que la palabra es "totalmente carne o physis".
¿El principio es el verbo?
Lo jodido de esa frase es, por un lado, qué diablos es ése principio.
(kore-kore o nada-nada lo llaman en el Pacífico). Y por otro, la dientidad absoluta entre acción y palabra.Al final, entre muerte y palabra. Entre matarse y hablar.
Respecto a la "inviolada siempre virgen" y sus falacias fundacionales, basta un sencillo experimento "a la Schrodinger" para ver que es una puta farsante:
-Ponte dos cajas iguales frente a tí y en una de ellas pon una bola (o un dedal, o un pitillo)
-Imagina que enfrente hay un niño al que le estás explicando qué es una suma, un "+" o creación.
- Coge la bola y métela en la caja vacía.
Ahora ten huevos para decir que tu acción es "sólo" una suma o "sólo" una resta o "sólo" un "cambio" o "=".
Es más, párate en el aire y, mientras te descojonas, dí alto y claro "ahora el gato de Schrodinger no está ni vivo ni muerto".
Ves? Ni en lo más básico tenemos ni puta idea de lo que decimos o pensamos.
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