lunes, 7 de febrero de 2011

Productividad, eficiencia, eficacia.

Quiere ahora que forjemos los anillos de los Nibelungos esta nueva alianza ya tan antigüa: Francia y Alemania, haciendo Europa y el progreso: que novedad, ciertamente la alianza de Napoleón y Hitler es novedosa, si: y siempre la misma cantinela: Europa, y el progreso; y siempre ha acabado igual: con guerras mundiales y rotos infinitos ¿que tal si vamos mandando a la mierda ese europeísmo que lo único que significa es sumisión?

Andan hablando de si la productividad, de si no se que: el hecho de comentarlo directamente implica que los españoles no son productivos, así directamente.

Cuando se inauguró la factoría de Figueruelas de la Opel, en la visita del amo a la fábrica, empezaron a copiar las “chapuzas” que habían introducido los obreros españoles para ponerlas en marcha en la matriz: la diferencia es que los trabajadores españoles son creativos, no máquinas de ejercicio programable; eso sí, seguro que hay una medida de la productividad que será algo así a como obrero partido por hora elevado a producto final partido por el bocata, o algo así en lo cual casualmente, salimos mal parados.

No me gusta nada el constructo europeísta, ni me gusta esta situación. Y Europa no es esto, que Rusia también es Europa, a ver si aprendemos geografía. Que los Alemanes y los Franceses quieran ser los amos del mundo ya no extraña a nadie, que los corifeos de la satrapía política española les bailen el agua es cosa de empezar las revueltas, los motines y las turbamultas.

Hay otro índice: súmense las catedrales, Alhambras, Lonjas y compárese con esos países. O músicos. O literatura. O lo que nos dé la gana.

Si ellos quieren obreros productivos afeitados con el mono limpio que stajanovicen la realidad, me parece muy bien: no sé porqué hay que correr la vida conforme manden otros fuera de nuestra idiosincrasia; y cuando digan que Paco de Lucia no es productivo, les diremos que sí, que claro.

En Sevilla, tras la hostería del Laurel, a las siete de la mañana los peones de albañil descargaban un camión. Hablaban bajito, para no molestar a nadie: me pareció una lección, aunque no se si esos dan índice de eficiencia, coeficiente de eficacia y medida de rigor.

Medir a las personas con un medidor de platino iridiado que está en un museo en Paris es lo más degradante para la humanidad que se podía oír: pues lo comentan, y se quedan tan orondos.

5 comentarios:

crunch dijo...

Completamente de acuerdo. hace unos años trabajé para una multinacional. La central esta en Londres y al final mucho del curro para toda europa se hacía aquí porque salía mejor y más barato. Aún así después nos ninguneaban y las aportaciones que hacían desde Londres eran indefectiblemente para cagarla.

Eso sí. Ellos siempre se van a casa a su hora. Eso tenemos que aprender a hacerlo.

Y por último. Como decía una chirigota gaditana de hace muchos años:

"Que no,
pararapapá
Que no,
pararapapá
que no queremos ser europeos
porqué
pararapapá
porqué
pararapapá
porque si le quitas el euro
queda un sonido mu feo.

Váitovek dijo...

Producir, producir, engendrar, crear, producir, crear, engendrar...qué cansancio, de verdad. Cada vez me siento más cerca de Buda, al que le horrorizaba sobre todo la serie infinita de creaciones y nacimientos.

Interruptor dijo...

Los japoneses tiene fama de ser el no va más de la productividad. Quien tenga curiosidad por saber cual es el concepto de productividad que el mundo tiene que le pregunta a cualquier persona que haya trabajado en una empresa japonesa y se echará las manos a la cabeza viendo cómo su productividad significa estar 12 horas diarias en la oficina para hacer lo que cualquiera hace en 4 horas y cómo son capaces de gastar más de cien euros en las gestiones para solucionar un descuadre de un céntimo. Esto último lo comento porque conozco el caso de quien, tras recibir del orden de 20 llamadas de su proveedor japonés reclamando un céntimo, decidió meter un céntimo de su bolsillo en un sobre y enviárselo.

Yo también estoy hasta los güebos de que me hablen de esa imbecilidad de la productividad.

David Martínez dijo...

No por nada a eso que hay entre Marsella, Edimburgo y Berlín, le digo el triángulo maldito, fíjense y verán que buena parte de lo que tenemos que cargar como "modernidad" se originó ahí.
Saludos desde este lado del charco

David Mtz.

David Martínez dijo...

No por nada a eso que hay entre Marsella, Edimburgo y Berlín, le digo el triángulo maldito, fíjense y verán que buena parte de lo que tenemos que cargar como "modernidad" se originó ahí.
Saludos desde este lado del charco

David Mtz.