Los avicultores franceses engordan a las ocas de maneras perversas hasta que revientan de tanto comer: entonces con su hígado hacen foie, y se comen al animal, lo aprovechan todo en su degeneración.
Con más criterio los arúspices al menos adivinaban el porvenir en las entrañas de las aves y luego se las comían, así justificaban ese ingreso ante el cliente.
Nada dicen los políticos de bajar impuestos ni exacciones, ni de derogar ninguna de las leyes espantosas que ha perpetrado José Luis Rodríguez “El puma” ni de nada que pueda favorecer a las personas, sólo hablan de aquello que pueda ayudar a la supervivencia del sistema ¡es importante salvar a los bancos! y hay quienes lo justifican, mientras España se hunde, los españoles pasan hambre y el Letizio no se quita la gorra para jurar bandera, lo cual debería llevarlo a castillo y ser juzgado por un tribunal militar.
El que no paga impuestos o el tributo vaginista del divorcio va a la cárcel mientras a los asesinos se les permite todo con lágrimas de alegría por parte de la hez, y aquí no pasa nada.
Ya sabéis: se dice foie.
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